Los comentarios de los miembros:

 =  De todo hay!
Rada! cada letra tuya está en perfecto órden, ancaja y osa sin diverticularse llegar al origen perfecto!, saludos y mi infinito abrazo desde Colombia

 =  PARA Felicidad Alegría y vida
Radamés Buffa Ferrari
[26.Oct.06 05:34]

Amiga Felicidad:
Una alegría que te hayas comunicado nuevamente conmigo, directamente. Se que comento poco o casi nada en el foro de Agonia.net, y te estaría debiendo varios comentarios sobre tus creaciones.
Últimamente, la vida me ha venido corriendo con cambios significativos para mi, en varios planos. Ello me lleva y me ha llevado muchísima energía. Desearía, anhelaría, quizás como varios de nosotros, dedicarme solo a la escritura, a la lectura, a la creación, a los análisis y comentarios, pero...el sur también existe y hay que sobrevivir. Escribo pues es vital y esencial, para mi, te diría, sin exagerar, como la propia vida. Y no lo que quisiera ni lo suficiente, para mi, claro. Pero miremos: "el lado lleno del vaso y no el vacío" como dice el refrán, ya que escribir, intercambiar, reflexionar sobre lo que uno y los demás crean ya es en si mismo muy, pero muy importante. Y como decía Paul Verlaine: "lo demás,(el resto) es literatura" con excelente literatura.
Te agradezco, sinceramente, tu lectura y comentario sobre el poema: "La muerte de Marat".

un beso hasta tu Colombia querida.

Radamés.

 =  Bello poema: revolución es el nombre
Sergio Hernández Gil
[31.Oct.06 04:58]
Hay acaso mejor canto que las lágrimas por un revolucionario? Encuentro en tu texto la fuerza y la pasión que en vida cursó Marat, que cayó por Francia pero levantó un monumento al mundo.

 =  PARA Sergio Hernández Poesía e Historia: resumen.
Radamés Buffa Ferrari
[01.Nov.06 12:18]

Amigo Sergio Hernández:
Te agradezco tu lectura y comentario del Poema: "La muerte de Marat".
Marat como tantos otros, y los personajes anónimos del pueblo llano, que lucharon por la Revolución cayeron también por la misma. Por aquellos principios generales que se levantaron "Libertad, Igualdad y Fraternidad" y que aún no han terminado de realizarse plenamente en el mundo actual.
Marat uno de los símbolos de los grupos jacobinos,radicales, aunque nunca adhirió formalmente a ellos ni a ningún otro sector de la Convención, arpobó y ordenó ejecuciones de los opositores monárquicos y girondinos (moderados).
Su asesinato fue parte de la confrontación con los girondionos. El brazo ejecutor pertenecía a este sector de lo girondionos, Charlotee Corday, aristócrata, que fue gullotinada posteriormente.
La lucha entre los diferentes sectores que integraron la revolución en su comienzo entraba en la escena de la revolución. El terror y la muerte se adueñó de París como también ocurrió en las Provincias, por "el gran miedo". Como en toda revolución, parece una constante en la Historia de las mismas, uno de sus máximos dirigentes, llamado "el incorruptible", fue ejecutado en la guillotina: Robespierre.
El debate historiográfico sobre la Revolución Francesa lo extraje de Wikipendia, la enciclopedia libre, se ha instalado.
La Revolución Francesa ha sido estudiada por multitud de autores desde el mismo momento en el que se produjo. La discusión sobre su comienzo, duración, etapas y hechos, ha estado en el centro de la polémica historiográfica desde un principio.

La Revolución Francesa ha sido siempre un asunto complicado de interpretar por la Historiografía. Fue considerada como modelo de revolución política, en el que la burguesía desplazaba a la aristocracia en el poder. Sin embargo, no fue una mera transferencia de poder, sino un cambio en el concepto del ejercicio poder y de administración del país. También se discute si hubo una revolución o varias. Existen problemas políticos, económicos e institucionales que dificultan el análisis.

Uno de los primeros autores que trató la Revolución Francesa fue Adolphe Thiers, que en 1827 destacaba el aspecto catastrófico de la revolución, apoyado por una enorme cantidad de datos, obtenidos de fuentes directas.

Pero la visión más extendida en el siglo XIX era la romántica, que sostenían Lamartine, Michelet y otros, los cuales reivindicaban el papel del pueblo como protagonista de la historia. Tocqueville fue uno de los más célebres, y en 1856 su interpretación se fundamenta en la recopilación de datos de archivo. Taine fue otro de los autores decimonónicos que en 1875 mantiene que la revolución fue obra de una minoría, contra la monarquía. Tiene una especial aversión al periodo jacobino, y lo que representa.

También en Estados Unidos e Inglaterra hubo autores que se preocuparon por analizar la Revolución Francesa, como Charles Fox, Thomas Paine y Thomas Jefferson. Ellos tienen su propia revolución y su constitución, por lo que ven con simpatía los comienzos de la revolución, el período de la monarquía constitucional, la Declaración de los Derechos del Ciudadano e incluso la etapa de la Convención, pero rechazan el período del Terror.

En el siglo XX cambia, en buena medida, la interpretación de la Revolución Francesa. Autores como Mathiez se dedican al estudio de las fuerzas económicas que se encuentran en el proceso revolucionario. Lefebvre destaca la importante labor del campesinado en los acontecimientos. Labrouse proporciona datos históricos y estadísticos, principalmente económicos, y destaca la evolución, al alza, del precio del pan, como desencadenante de la revolución. Autores como Soboul y Godechot hacen una integración de los aspectos políticos, económicos y sociales. Las últimas interpretaciones se han hecho con motivo del bicentenario de la revolución. Autores como Furet defienden una interpretación política de la revolución, divulgada con este motivo.

Rasgos fundamentales del debate
El estudio de la Revolución Francesa está marcado por las principales ideologías contemporáneas. En numerosas ocasiones se identifica, de una manera simplista, la revolución con el periodo del Terror. Muchas de las interpretaciones toman el período de la República como paradigma de la Revolución.

La interpretación de Adolphe Thiers, en 1823, durante la Restauración borbónica en Francia, hace una exposición coherente desde la visión de la gran burguesía liberal. Utiliza en sus estudios los testimonios de los testigos presenciales. Esta interpretación es completada por François-Auguste Mignet, en 1824, que se dedica al estudio del mundo ideológico que actúa en la revolución.

Thomas Carlyle, en 1837, inicia la visión romántica de la revolución, que ayuda a su mitificación. Los románticos mitificarán, sobre todo, la oposición a la monarquía y la experiencia republicana.

Alexis de Tocqueville afirmará, hacia 1850, que la mayor parte de los cambios que se produjeron durante la Revolución Francesa se habían gestado durante el Antiguo Régimen, y que la auténtica revolución se dio en 1848. En realidad afirma que la revolución no sirvió para nada, ya que el Antiguo Régimen tenía flexibilidad suficiente como para asumir los cambios.

Hippolyte Taine también condenó, en 1876, la Revolución Francesa, por estar en el origen de todos los conflictos presentes en las sociedades contemporáneas.

Alphonse Aulard mitificará el período republicano, sobre todo la figura de «el Buen Dantón» opositor de Robespierre y máximo representante de la fase laica de la revolución, pero con un sentido más democrático.

Ésta no es más que una referencia de los numerosos estudios que sobre la Revolución Francesa se han hecho.


Interpretación conservadora
La interpretación conservadora es la más antigua, ya que es la visión de los conservadores monárquicos. Durante mucho tiempo fue la más generalizada. Su juicio de la revolución se fundamenta en la crítica a los hechos concretos, apelando a los valores tradicionales, cuando no naturales, que se vulneraron durante la revolución.

Para los conservadores monárquicos, la revolución comenzó el 17 de junio de 1789 y fue expuesta por los portavoces conservadores de la Asamblea Nacional Constituyente: Jacques de Cazalés, Gérard de Lally-Tollendal y Jean-Sifrein Maury.

Esta interpretación fue iniciada por Edmon Burke, en Inglaterra, tres años antes del Gran Terror, y se prolonga hasta el rechazo de la revolución de Taine. Es curioso que se condenen los hechos, por violentos, mucho antes de que se produjesen los acontecimientos más sangrientos.

Según esta interpretación, la monarquía francesa poseía una constitución íntegra y un parlamento del que eran guardianes la nobleza y el clero: los estamentos virtuosos de la sociedad. La revolución es una cosa de hombres ambiciosos y sin escrúpulos que conspiran para arrebatar el poder a sus legítimos dueños. Burke, en 1791, no sabe nada del bloqueo del parlamento por parte de los estamentos privilegiados, ni de la bancarrota en la que se encuentra el Estado. Para él, la transformación que supone la revolución es arbitraria y ha sido promovida por círculos secretos y masónicos.

Esta interpretación es la visión oficial de la Iglesia Católica, del conservadurismo inglés, de la Alemania conservadora y de todos los conservadores monárquicos, en general.


Interpretación liberal
Para los liberales, la Revolución Francesa comienza con el mismo acto revolucionario: la convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente el 17 de junio de 1789. Se trataba de liquidar de un golpe la representación particular de los intereses de los estamentos privilegiados.

Para la burguesía liberal el Juramento del Juego de Pelota el 20 de junio de 1789 y el asalto a la Bastilla el 14 de julio de 1789 son los hechos centrales de la revolución, un tanto mitificados. Pero los puntos culminantes de la Revolución Francesa, y los más decididamente enaltecidos, son: la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, del 26 de agosto de 1789, y la primera constitución escrita, el 3 de diciembre de 1791.

Esta interpretación mitifica el periodo de la Monarquía Constitucional y hace un repudio absoluto de la época de la Convención, no sólo del Terror. Pero este rechazo se debe no tanto a la violencia del momento, el Terror se considera cómo un mal necesario, sino por el socialismo incipiente que suponen las posturas más radicales.

Para los liberales, la Ilustración es un elemento condicionante de la revolución, el sustrato ideológico sin el cual no hubiera sido posible. Personajes como Montesquieu, Voltaire y Rousseau son los padres espirituales de la revolución.

Se considera a la aristocracia y al clero como una casta privilegiada que ocupan los puestos del Estado, y que no gobiernan en beneficio de todos, sino para mantener un sistema de privilegios caduco, lo que implicaba una mala gestión y la corrupción en el Estado.

Jules Michelet es el gran teórico que defiende esta postura. Para él, con la revolución, el gran pueblo de Francia ha roto sus cadenas y ha conseguido la Libertad. Pero los protagonistas de la revolución son los grandes hombres, que interpretan los deseos de la nación y de la opinión pública para llevar a cabo la revolución. Ésta es una de las interpretaciones más extendidas en la actualidad.


Interpretación de los socialistas franceses
La interpretación que de la Revolución Francesa hacen los socialistas franceses está un tanto alejada del materialismo histórico. Este análisis es el de mayor resonancia en Francia, y Jean Jaurès, Albert Mathiez, George Lefebvre y Albert Soboul sus mejores valedores.

La interpretación de los socialistas franceses hace una gran aportación al conocimiento de los antecedentes y a la situación previa a la revolución. Esta labor se lleva a cabo desde la Sociedad de Estudios Robesperristas, que publica los Anales históricos de la Revolución francesa.

Sin embargo, la interpretación de los socialistas franceses tiene numerosas corrientes, y disparidad de criterios. Louis Blanc, en 1847, hace la primera exposición socialista de la cuestión. Blanc vio en el Terror el primer paso hacia el futuro Estado de la fraternidad, y en Robespierre a un socialista adelantado a su tiempo.

Jean Jaurès, en 1901, escribe la Historia socialista de la Revolución francesa, teñida de un humanismo socialista, que concibe la revolución como un modelo histórico de ataque al poder político por parte de una clase que dominaba económicamente, la burguesía, contra la clase que tenía el poder político, la aristocracia. La revolución es también un modelo de democracia social, durante la época de la Convención, y Robespierre es el gran valedor de la democracia reformista.

Albert Mathiez, en los años veinte del siglo XX, redescubre la figura de Robespierre, al que comparó con Lenin. Relaciona las revoluciones francesa y rusa, y considera la dictadura jacobina como la primera dictadura del proletariado.

Para los socialistas franceses, la revolución fue el resultado de la lucha de clases, de la burguesía contra la nobleza, y la victoria del capitalismo. En principio no había que liquidar a la nobleza como clase, pero fue necesario ante el apoyo exterior a la monarquía. Para lograrlo fue necesaria la alianza de la burguesía con el pueblo, lo que llevó a la revolución a la fase de la Convención y el Terror. Pero los logros realmente importantes de la revolución se dieron después de los acontecimientos revolucionarios, como la formación de un mercado nacional, y la desaparición del concepto feudal de la propiedad en favor del nuevo concepto burgués; para lo cual se reparte la propiedad agraria feudal y se liberaliza la vinculación de los campesinos. La cuestión agraria es un tema central, ya que la mayor parte de la sociedad vive del campo.

El análisis de los socialistas franceses no desprecia los métodos cuantitativos, y da importancia al estudio de la evolución del precio del pan, los salarios, la situación económica, la deuda del Estado, etc.

Para Lefebvre y Soboul, la Convención fue un instrumento de los pequeños propietarios autónomos para defender sus intereses, no un instrumento del pueblo. La revolución es un fenómeno específicamente francés con tres aspectos fundamentales: el concepto de libertad, que está en el origen de las libertades modernas; el concepto de igualdad, que se centra sobre la consecución de unas menores diferencias económicas; y el concepto de unidad, que concibe el Estado como una estructura unitaria y centralista. Lefebvre y Soboul han matizado la postura idealizada del socialismo francés, por no ser estrictamente socialista, ya que no se pueden comparar la Revolución Francesa con la rusa: una es una revolución burguesa, y la otra es una revolución socialista.

Interpretación marxista-leninista
La interpretación marxista-leninista estuvo, hasta los años sesenta del siglo XX, restringida a la Unión Soviética y su entorno, pero desde esa época se extendió por todo el mundo. Es un análisis que se fundamenta en el materialismo histórico. Concibe a la Revolución Francesa como una, la primera, revolución burguesa, a la que temporalmente se unieron el campesinado y el proletariado, así como los pequeños burgueses, para derrotar al sistema feudal absolutista. La revolución fue, así, resultado de la lucha de clases.

Karl Marx ve en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano la concreción de las aspiraciones de la revolución. Una revolución que se caracteriza por promover el individualismo extremo del ciudadano privado y la consagración de la propiedad privada absoluta, con lo que no se ha aportado nada a la superación de la alienación humana. Fue una revolución dirigida en nombre de las ideas, aunque lo que venció fueron los intereses de la burguesía, ya que el pueblo no tenía ideología política. Cuando en 1830 la burguesía apoya la restauración borbónica, abandona sus ideales universales y afianza sus intereses de clase. Para entonces, la revolución ha calado en todos los estratos de la sociedad, que está dispuesta a defenderla.

Lenin se interesó más por el activismo revolucionario de la etapa de la Convención, y por la dinámica de la participación popular. También estudio las causas profundas de la revolución, y las circunstancias en las que se encontraba el sistema feudal absolutista. Sugiere que, durante la revolución, se produce una transformación simultánea de la base socioeconómica y la superestructura. En este proceso estallan las tensiones de clase, aunque en un principio la burguesía recibe el apoyo del campesinado y de las clases bajas urbanas.

Para Lenin, uno de los hechos más significativos de la revolución es la toma de la Bastilla, el 14 de julio de 1789, a la cual considera como el comienzo de la revolución, por la participación de las masas en el proceso.

Durante la revolución se produce la liquidación del feudalismo para fortalecer el capitalismo. La burguesía se hace contrarrevolucionaria cuando no es capaz de controlar la revolución. En 1792 el pueblo continúa con la revolución, con el ataque a las Tullerías para capturar al rey, dando comienzo al periodo de la Convención. El rey sería decapitado en 1793, dando paso a la fase del Terror. Pero esta etapa también fue dominada por la burguesía, con hombres como Robespierre, que en realidad era un revolucionario burgués. En 1794 se hizo una alianza de la burguesía con el campesinado, tras la desaparición del peligro contrarrevolucionario, y se entró en el periodo del Directorio.

Para Lenin también la época napoleónica pertenece a la revolución, ya que es la fase en la que la burguesía se asienta en el poder. Las revoluciones de 1830 suponen que la gran burguesía se instale en el poder definitivamente.

En la interpretación marxista-leninista no se identifica la Revolución Francesa con la rusa ya que una es una revolución burguesa y la otra una revolución socialista.


Interpretación estructuralista
La interpretación estructuralista se centra en la resolución de problemas específicos, como los que se observan en la economía, la sociedad, el derecho o las instituciones. Pretende una interpretación del conjunto de los hechos de la revolución y con múltiples puntos de vista.

Según Palmer y Godechot, la Revolución Francesa es una más de las revoluciones atlánticas, que tiene las mismas aspiraciones que otras revoluciones de la zona. Esto no deja de ser determinismo geográfico, se produce una revolución por estar enclavado en una región. Pero, además, es muy discutible lo de las «revoluciones atlánticas».

Furet y Richet consideran que el fenómeno es más complejo. Opinan que hay tres revoluciones simultáneas: la de los diputados de Versalles, la de las capas bajas y la pequeña burguesía, y la de los campesinos.

Para la interpretación estructuralista, la Revolución Francesa fue una revolución burguesa, que intentó establecer la igualdad y la seguridad personal en la legislación, de ahí el constitucionalismo y el liberalismo económico que triunfa durante la misma. El factor decisivo en su éxito fue la puesta en marcha de la reestructuración constitucional del Estado por medio de una Asamblea Nacional.

Alfred Gobban opina que la revolución lo único que consigue es destruir la Administración monárquica e imponer otra, republicana y napoleónica, desconectada de todo el contexto político, ideológico y social.

La interpretación estructuralista se centra tanto en la evolución de las instituciones que frecuentemente olvida los movimientos sociales que se produjeron. Sin embargo, está es la visión de la revolución que más está triunfando en al actualidad, aunque aún no es la más popular. Son los historiadores modernos quienes defienden este punto de vista.


Controversias y objetivos de la investigación actual
A pesar del tiempo y los estudios sobre la Revolución Francesa, aún están por aclarar numerosas cuestiones, como si se dio una revolución, o al menos una reacción, de la aristocracia contra el rey, al ver que podían perder sus privilegios. O si hubo una o tres revoluciones como indican Furet y Richet.

También está en discusión de si la dictadura jacobina fue el punto culminante de la revolución; o si fue una revolución burguesa; o incluso si hubo durante la revolución una ruptura con el Antiguo Régimen o más bien se dio una continuidad.

Éstas y otras cuestiones son motivo de estudio hoy en día, ya que la discusión sobre lo que fue y las consecuencias que tuvo la Revolución Francesa aún están vigentes; no en vano es el hecho que, tradicionalmente, inaugura la Edad Contemporánea.

Lo que actualmente se estudia de la Revolución Francesa se centra sobre la estructura organizativa y administrativa del Antiguo Régimen, que es la parte más desconocida. Así como su estructura social y económica.

También se estudian el origen social, las motivaciones y los objetivos de los protagonistas de la revolución, así como los grupos sociales que actuaron durante las distintas fases del periodo revolucionario.

Otro de los objetos de estudio es la mentalidad de los grupos, y la dinámica revolucionaria de éstos en las distintas fases de la revolución.

También se estudia la herencia que nos ha dejado la Revolución Francesa. Según René Rémond la revolución está en el origen de la sociedad moderna en la que hoy vivimos día a día.




El contenido de este artículo incorpora material historiográfico (Revolución Francesa) entrada de la Enciclopedia Libre Universal, publicada en castellano bajo la licencia GFDL.
Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Debate_historiogr%C3%A1fico_sobre_la_Revoluci%C3%B3n_Francesa"

Lameto la extensión y desde ya te pido disculpas, pero...je,je,ja,ja :-0) la deformación profesional me ganó ya que soy profesor de Historia y sobre algunos temas he Investigado más, no de este tema en particular, sino más sobre "Las culturas y civilizaciones Americanas", antes y durante la dominación española, hasta 1808.

un abrazo grande y gracias por tu atención.


 =  PARA Sergio Hernández "Poesía e Historia"
Radamés Buffa Ferrari
[31.Oct.06 12:50]

Amigo Sergio Hernández:
Te agradezco la lectura y comentario del Poema: "La Muerte de Marat". Los temas que señalás darían para muchísimo. Mi formación y "desformación" profesional como Profesor de Historia y especializado en ciertos temas y períodos, como "Las culturas y Civilizaciones Precolombinas" antes y durante el descubrimiento, conquista y dominación española. Así como de algunos períodos de la "Historia del Uruguay", mi País y por último algunos temas y períodos del S.XX, en Historia Universal, han sido y son en los cuales he profundizado más. También sobre el "debate" historiográfico e interpretativo de las diferentes corrientes sobre la explicación de la "Revolución Francesa" y los regímenes del S.XX.

Saludos y abrazos
Radamés.




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