Los comentarios de los miembros:

 =  Hace pensar
Osvaldo Drozd
[02.Nov.06 23:14]
Me parece que en tu escrito quedan muy bien evidenciado los límites propios de algo que tal vez no sea más que un mito, a saber la libertad. Ella fue parte de aquella trilogía que fue el paradigma de la revolución burguesa. La historia nos muestra cabalmente que desde el ocaso del comunismo primitivo (que tal vez también sea un mito), todas las configuraciones sociales fueron y son sociedades donde existen los opresores y los oprimidos, donde existe el poder. Tal vez lo que se aproxime a la libertad sea la capacidad de revelarse, pero también hay que entender que las características de la revuelta siempre se circunscriben a las características de la dominación, de alguna forma le son intrínsecas.
A las posibilidades de la libertad yo las homologaría a las posibilidades del azar. Las posibilidades siempre se inscriben en una muy bien delimitada finitud.
Cuando hablabas de Robespierre me hiciste recordar algo que estuve leyendo hace muy poco, y que es El Plan de Operaciones de Mariano Moreno, y que me parece bastante revelador al respecto.
Tu escrito me parece muy bueno, porque abre muchas puntas de debate, que la mayoría pasa por obviedad, pero que están presentes en la vida cotidiana de manera permanente.

Un abrazo

 =  La libertad como arma y otras panaceas
Javier Raya
[04.Nov.06 01:22]
En este punto creo que coincidimos enteramente, Richard. No puede haber sociedad sin que una parte de esa sociedad tenga alguna forma de control sobre los demás, sin que exista el fantasma del poder. Las revoluciones del siglo XX son el esfuerzo de los oprimidos por destronar al bando opresor de su omnipotencia. El problema es que el oprimido se vuelve opresor. Bueno, no realmente el verdadero oprimido, sino el líder de los oprimidos, coronándose puntas de lanza de un despotismo diferente, tan sólo.
Cuando dices que Stalin estaba en el otro extremo ideológico que Hitler, no puedo menos que estar en desacuerdo. El socialismo que se pretende erigir con la Revolución de Octubre es uno muy diferente del que preconizaba Stalin y con el que pervivió esa mole de tierra roja que fue la URSS; empero, Stalin tiene más que ver con Hitler que con Lenin, en cuanto a la idea del poder como bien exclusivo y no incluyente, como fin y no como medio, como algo que pervive y se alimenta de gente y no como algo que debiera garantizar el mínimo derecho a la gente de vivir. Aunque el nazismo tenga un perfil ideológico racial, su paralelismo con el socialismo de Stalin es aún mayor, porque ambos basaban su permanencia en el poder en el sometimiento de grupos y personas nocivas ideológica o racialmente. Los régimenes totalitarios son un jardín que se riega con sangre, pero la democracia tampoco es la panacea, como bien recuerdas al nombrar entre estos grandes tiranos a la despota e hipócrita nación del norte. Sólo queda enfocar nuestros esfuerzos y nuestras palabras a que los Estados Unidos no contaminen nuestras mentes con sus ideas de bienestar y color rosa. No todo es rosa y la belleza de la vida tiene matices. Sin considerarme anarquista ni mucho menos, creo que la libertad se funda en nuestras palabras y actos de todos los días, y si cada acto es una obra, debemos ser artesanos de la vida y de las decisiones. Esto es lo más didáctico que podría escribir jamás, jajaja, pero está basado en la simple noción de duda y libre-pensamiento que le hace tanta falta a nuestros países de América. Saludos desde México.

 =  Libre...
Richard!, de los límites hay mucho tema, casi que podría asegurarte que la libertad es aquello de lo que nunca queriamos carecer, un extenso territorio que jamàs quisieramos tocar, ni ceder, vuelvo a leerte como en aquellos tiempos antes de ver sobre la avenida la densa figura de la niebla!, mi infinito abrazo colombiano, gracias por estar




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