| = Asegúnes fatales | Javier Raya [16.Apr.07 07:35] |
| Hola de nuevo, Lionel. ¿Sería insultar a tu inteligencia (y a la de los miembros) recordar la frase de A. Einstein, la de (cito de memoria, no es exacto) "la imaginación es más importante que el conocimiento"? Sirva de colofón para plantear un argumento. Este texto, "Matemáticas y Poesía...", me parece que parte de una preceptiva dogmática que me recuerda un idealismo hegeliano (qué digo, como platónico del Platón de buenos y malos, de western griego desafortunado) más que anacrónico, Lionel. Donde "a" es "a" sí sólo sí "a" es "a" en el conjunto-universo, blablabla. Un universo de blanco y negro, por cierto, sin matices, esquematizado. Y el esquema funciona para las cosas exactas, para el pensamiento ideal; pero tú como matemático sabes que los esquemas pocas veces se adecúan a lo objetivo-real; que incluso las fórmulas para predecir movimientos bursátiles, la estadística demográfica, la física aplicada, la resistencia de materiales, todo lo que debería ser lo más exacto por práctico y que sirve para plantearse el mundo desde lo pragmático no se plantea sino a partir de supuestos no verificables. ¿Cómo pretender plantear la vida a partir de un esquema? Luego entonces, ¿cómo plantearse una forma artística desde lo exacto que no puede ser tal? ¡Y qué bueno que no lo sea! Dices "cuadro mental" para resolver tal o cuál en matemáticas, ¿qué se resuelve en la poesía? ¿Por qué no hexaedro mental? ¿Por qué no cono truncado mental? ¿Así es todo tan fácil? ¿Entonces por qué no dejamos de escribir? ¿O por qué no nos ponemos todos a escribir lo mismo? El error es siempre más interesante por lo que tiene de sorpresivo. Arriba el error. ¡Arriba lo imposible pero probable! Carajo. Como mencionas en tu texto sobre la posmodernidad, la debacle de los grandes relatos occidentales plantea precisamente eso, el que no hay nada que dé validez a un proyecto humano en este momento. Y aquí entramos a la pendiente relativista que no nos deja subir ni terminar de caernos. Como todo es relativo, todo está bien. En el arte, tú puedes decir "abajo los metales, abajo los signos del pasado"; y después hacer un soneto. ¿Me entiendes? Si nos ponemos a revisar mis papeles, no te digo que esté yo en posición de lanzar la piedra por la rigurosidad. He pasado por eso también, por decir ¿y qué tenía el soneto, qué pasaba? Según Pound, pasaba que un trovador de canzones tenía la música del soneto ya como mancha, y que no podía salir de ella; que el final del siglo de oro es una mediocridad, en suma, una repetición, un formato. No sé, Lionel, me rehuso a creer que no haya nada nuevo bajo el sol, y que todo lo que está debajo en el sol permanezca constante. Pero igual, estás protegido, y todos, por ese "derecho no escrito" de que a falta de reglas todo está permitido. Por mi parte yo estoy por una escritura que se plantee como pregunta sobre sí misma: para mi un poema es el que sabe que es poema, o que se intuye tal y busca serlo. Creo que hay poemas que tienen más derecho al Ser (menudo derecho ontológico) que muchos no-seres humanos. Pero bueno, esa es mi desesperanza en el proyecto humano. Y mi esperanza en el de la poesía. Saludos. | |
| = que viva la poesía en esta fraternidad literaria en que estamos | Lionel Henriquez [19.Apr.07 07:44] |
| Hola Javier. El derecho a disentir es uno de los más importantes que puede tener un ser humano. Si no fuera así, todos estaríamos con uniforme o simplemplente uniformizados siguiendo un esquema mental que no se a donde nos llevaría. En cuanto a tus inquietudes que planteas: ¿Cómo pretender plantear la vida a partir de un esquema? Jamás lo he discurrido y ello te lo he respondido con lo anterior ¿qué se resuelve en la poesía? He aquí una muy buena pregunta abierta: Pretender que la poesía resuelva un determinado problema físico no corresponde en ella ni en ninguna manifestación artística del hombre, claro eso sí, si se va a lo insustancial de adornar un determinado espacio físico, y en el caso de que el artefacto artístico sea estéticamente adecuado. Por otro lado, si se trata de algo inmaterial, también ya que o bien puede resolver una determinada situación existencial por la que atraviese una persona, pues puede aportarle elementos de armonía que requiera para su equilibrio emocional o de la misma manera, también puede sumirlo más profundamente en el pozo en que pueda encontrarse. Una obra artística de esa manera, puede resolver un problema emocional ya sea positivamente, como negativamente. Y en el plano del creeador, le puede resolver alguna urgencia interior que lo tenga atorado. Es decir actúa en lo psicológico. En lo intelectual puede pensarse también, pues el autor al escribirlo, está resolviendo el problema de poner en palabras una idea o un sentimiento que no sólo lo impresione a él, sino a quien lo lea (puede extenderse en cualquier plano artístico) y obviamente debe usar no sólo su imaginación, sino también la inteligencia de poder hacerlo adecuadamente, pues si no fuera así, sería un mero acto reflejo del inconsciente y ese caso, en mi parecer, si hubiera poesía, sería obra de la pura casualidad (la escritura automática o cualquier manifestación automática, requiere de informacióin a nivel subliminal que debe darse previamente con una experiencia) En todo lo anterior hay mucho paño que cortar y creo que nadie tiene la última palabra en relación a ello y la que te expongo es simplemente mi opinión personal que proviene de mi experiencia por el mundo de las ciencias exactas. En el arte, tú puedes decir "abajo los metales, abajo los signos del pasado"; y después hacer un soneto. ¿Me entiendes?...a falta de reglas todo está permitido Por mi parte yo estoy por una escritura que se plantee como pregunta sobre sí misma: para mi un poema es el que sabe que es poema, o que se intuye tal y busca serlo. Creo que hay poemas que tienen más derecho al Ser (menudo derecho ontológico) que muchos no-seres humanos. Pero bueno, esa es mi desesperanza en el proyecto humano. Y mi esperanza en el de la poesía. En ello muy de acuerdo contigo. Un gran abrazo que viva la poesía en esta fraternidad literaria en que estamos. Lionel. | |