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Uruguay, País de Pensamiento
comunidades [ Paises de América Latina ]
Día del Patrimonio 2008, Octubre 4 y 5.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
por [NMP ]

2008-10-03  |     | 











La conmemoración de los 50 años de la desaparición física de Carlos Vaz Ferreira, una de las cumbres en el desarrollo de la filosofía nacional, motivó que este año, el Día del Patrimonio -la más masiva fiesta ciudadana vinculada a nuestra cultura e identidad- llevara su nombre y homenajeara su legado.

Al mismo tiempo, como ha venido aconteciendo, se definió que el eje conceptual sobre el que se trabajaría a lo largo del año sería “Uruguay, país de pensamiento”.

Cabe preguntarse si el enunciado afirma una realidad existente o expresa una aspiración.
Aún en la hipótesis de que se trate de una aspiración, se abre una nueva interrogante: ¿es una invitación a recuperar un valor nacional que tuvo desarrollo histórico y se desvaneció por causas múltiples o se trata de apostar a constituir un capítulo novedoso en el itinerario intelectual del Uruguay? ¿Le cabe al pensamiento en el Uruguay la sentencia que Carlos Real de Azúa aseveró genéricamente sobre el país del “impulso y su freno?

Dejemos a cada ciudadano enfrentado a estas y otras interrogantes, pero afirmemos que la apelación a un país generador de pensamiento apunta a promover el más amplio debate de ideas, colocando a la teoría, la crítica y la producción intelectual en la agenda pública y -de ser posible- en los medios de comunicación.

Por cierto que allí están el propio Carlos Vaz Ferreira, pero también José Enrique Rodó, Delmira Agustini, Arturo Ardao, Emilio Oribe, Fernando Flores Morador, María Freire, Clemente Estable, Caldeyro Barcia, José Luis Massera, Luce Fabri, Idea Vilariño, el ya mentado Carlos Real de Azúa y tantos otros que toda tentativa de continuar la lista sería fallida y, por añadidura, injusta.

Por cierto que la tarea de construir un país de pensamiento no es ni flor de un día ni golondrina aislada, que no hace verano. Producir pensamiento y debate son emprendimientos que deben sostenerse en el tiempo, con la continuidad que requieren las políticas serias y perdurables. De igual manera, los dos días de fiesta del Día del Patrimonio no constituyen “per se” una política nacional de Patrimonio, si no van acompañados de planes y programas sostenidos por recursos siempre escasos pero siempre imprescindibles para cualquier Nación que con responsabilidad quiera custodiar su cultura, su historia, sus tradiciones; en suma, su identidad.

En tanto eje conceptual central, esta convocatoria a la reflexión, a la elaboración teórica, a la producción académica, impactó este año sobre cada uno de nuestros programas y actividades. A esto apuntan precisamente dos importantes iniciativas ya definidas y presupuestadas por nuestra Dirección Nacional de Cultura, que ya se están concretando en estos mismos días.

La primera es la incorporación del Uruguay a Iberescena e Ibermuseos, cuyo efecto para tan importantes capítulos del desarrollo cultural de nuestro país será –sin dudas- tan significativo como lo fue en su momento la puesta al día con las obligaciones del Estado uruguayo para con Ibermedia, en el terreno del cine y del audiovisual. Significará el acceso a instancias de formación, de investigación, de producción teórica y académica imprescindibles, rompiendo con una endogamia provinciana, en el peor sentido del término, que solo puede tener como corolario el empobrecimiento intelectual y cultural de la Nación.

La segunda iniciativa guarda relación con un nuevo y vigoroso capítulo de nuestros Fondos Concursables: por primera vez en la historia del Uruguay el Estado promoverá, destinando los recursos correspondientes, la existencia de publicaciones especializadas en las diversas disciplinas artísticas y culturales. De esa manera, pondremos énfasis en que cada una de las artes y áreas de la cultura añadan a su praxis la generación de teoría de calidad, apostando a superar una falencia nacional -que actúa en desmedro y menoscabo de su desarrollo en el Uruguay. Habrá entonces publicaciones especializadas en artes escénicas, música, letras,
cine, artes visuales, entre otras. Justamente, y es relevante comunicarlo en esta publicación, una de las áreas culturales seleccionadas será la que corresponde a Patrimonio y Museos.
¡Vaya si es una apuesta importante a la construcción de un “país de pensamiento”!

¿Podremos los uruguayos posicionar a nuestro país como una usina generadora de ideas proyectos? ¿Podremos catapultarlo como productor de pensamiento de calidad? Estamos convencidos que así será. Es necesario actuar con arrojo y determinación, venciendo el escepticismo.
También desde hace casi 40 años muchos fueron los Urugayos que crecieron y murieron pensando que las obras del SODRE, emblema de la cultura nacional, no concluirían jamás. Sin embargo, allí estará, en el segundo semestre de 2009, emplazado orgullosamente en el mismo sitio en que fuera devastado por aquel trágico incendio, como una apuesta estratégica al Uruguay Cultural.

¿Hay algo que tenga más valor, en este mundo de claroscuros en que habitamos, que el talento, las capacidades creativas, la innovación y el conocimiento?
Es bueno recordar - cuando a través del Plan Ceibal, el Uruguay se coloca a la vanguardia en el mundo, en la apuesta a la universalización de la cultura digital, derrotando un analfabetismo de nuevo tipo con igual coraje y determinación que los que caracterizaron a José Pedro Varela al impulsar su revolución educativa a fines del siglo XIX - que el pensamiento, más allá de cualquier avance tecnológico, sigue siendo un rasgo distintivo y exclusivo de la persona humana. Suele atribuirse a Picasso una aseveración que viene a cuento toda vez que reivindiquemos la necesidad y la bendición de pensar: “Las computadoras son seres muy estúpidos; sólo saben dar respuestas”.

La apuesta al Uruguay Inteligente es también una apuesta por el Patrimonio y por el pensamiento. Debe redoblarse con la energía y la audacia que caracteriza a los emprendedores.

Luis Mardones


*


ALGUNAS VECES nuestro país hace justicia con sus grandes hombres. Tal el caso de Vaz Ferreira, cuyo nombre es sistemáticamente asociado en la tradición cultural uruguaya a palabras como «filosofía», «reflexión», «ideas», «pensamiento». Aunque no se lo haya leído lo suficiente, éste vínculo inercial refleja superficialmente una profunda verdad: Carlos Vaz Ferreira es, por su peso específico, el primer filósofo uruguayo.

Su fecha de nacimiento —año 1872— lo ubica como integrante de la célebre Generación del 900, a la que pertenecieron entre otros su hermana María Eugenia, Horacio Quiroga, Julio Herrera y Reissig, Florencio Sánchez, y José Enrique Rodó. De toda su promoción, fue el más humanista, el de mayor cultura general y el más entregado a la fecunda tarea de enseñar, de transmitir sus conocimientos de forma generosa, conciente que la educación y el amor gratuito al saber es el mayor patrimonio de una nación.
Fue tal su dilatada dedicación a la docencia —a la divulgación de ideas y conocimientos— que su personalidad quedaría incompleta si se lo considerara sólo en su faceta de teórico y ensayista al cual no le fueron ajenos ni los temas científicos ni los artísticos. Es que Vaz Ferreira abarcó con su magisterio las tres ramas de la enseñanza formal uruguaya: primaria, secundaria y universitaria.
En este sentido su gran logro — por el cual luchó tres décadas— fue la creación de la Facultad de Humanidades y Ciencias (1946) de la que fue decano durante los primeros cuatro años. Resulta notable cómo tempranamente Unamuno detectó éste rasgo definitorio de su estilo ya en los primeros trabajos del filósofo uruguayo, al afirmar que sus libros «parecen más hablados que escritos», y que «a través de las palabras del filósofo se oye la voz del profesor».

Vale la pena destacar en este sentido, que su dedicación e independencia de criterios en la función pública fueron ejemplares, ya que en todo momento puso en práctica lo que el filósofo-moralista predicaba en sus escritos. Nos referimos a las ideas pregonadas en sus libros más conocidos: Los problemas de la libertad (1907), Moral para intelectuales (1909), Lógica viva (1910) y Fermentario (1938). «La conducta sincera por parte de los hombres de pensamiento es la condición más indispensable del mejoramiento intelectual y moral» , decía Vaz Ferreira con el convencimiento y la fuerza de quienes hacen de su vida el reflejo de sus ideales.

Una consecuencia directa de esa «conducta sincera» postulada por el filósofo ha sido su total falta de dogmatismo y ataduras a escuela alguna de pensamiento. Por eso es más que acertado lo que se ha dicho de él en este sentido: «En vano se rastrearía en su vastísima producción —sea ella de filosofía pura o metafísica, de ética o estética, de filosofía de la religión o de filosofía jurídica y social o pedagogía— la más leve claudicación de su actitud mental para abordar, esclarecer, y en su caso resolver ninguna cuestión.»

Por todo esto, recordar la figura de Carlos Vaz Ferreira en el Día del Patrimonio 2008, significa homenajear a todos los libre pensadores uruguayos, una especie cada vez más escasa y que sin embargo ha sido la que alguna vez hizo de este país un espacio fermental en lo que a producción y debate de ideas se refiere.

*

Biografía

Carlos Vaz Ferreira (1872-1958)
nació y murió en Montevideo. Fue abogado de profesión, pero además, filósofo, ensayista y docente por vocación y convicción. Su precocidad y brillantez intelectual hicieron que a los 22 años fuera nombrado catedrático sustituto de literatura y tres años más tarde, catedrático de filosofía en Preparatorios, por entonces el único centro de estudios pre-universitarios existente en el país. Luego fue decano de Preparatorios y más tarde decano de la Universidad de la República por tres períodos.
Un proyecto de su autoría creó la Facultad de Humanidades y Ciencias en 1946. Su espíritu eminentemente pedagógico hizo que dictara cientos de conferencias, de las que en gran medida derivan su libros. En ellos, Vaz Ferreira expone sus ideas con claridad y agudeza, haciendo uso de una prosa que ha sido calificada como ejemplar.

***

Fuente internet y sitio que consultar :
Patrimonio Uruguay

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