"Que febril la mirada, errante en la sombras
te busca y te nombra..
Vivir con el alma aferrada a un dulce recuerdo
que lloro otra vez.."

Estrella Morente - Volver

---

Clareó, y el sol le preguntó si podía consentirle con su energía. Cualquier otro día hubiera aceptado gustosa, pero hoy no sería uno de ellos. Sus rayos fueron los culpables de despertarla de un sueño que la conectaba directamente con recorridos pasados. Un sueño donde imaginaba todo lo que hubiera pasado si se hubiesen encontrado en otra situación, de otra manera, en otras circunstancias. Quizás hoy todo sería diferente. Quizás.

Un sueño que le convocó una tristeza profunda, y se intentaba rebelar ante ella .. escapándose y corriendo tan rápido como podía, pero no calculaba bien la distancia y su voz la atrapaba, la cercaba. Quizás la próxima vez lo lograría. Quizás.

El alivio a su impotencia, es que en algún momento todos nos sentimos así. El cosmos conspira contra los sentimientos, atenta contra los deseos... y el resultado de esto es que los afectos permanecen a través del tiempo, creando y ejecutando automáticamente maniobras de supervivencia, repitiendo palabras generosas que carecen de actos que las respalden.

Esa es la razón existencial de los muros protectores. Esos que no permiten que nos acerquemos mucho, esos que no dejan que nos involucremos, esos que nos resguardan de envolvernos en preguntas sin respuesta.

Claro esta, que tenemos amistades, ilusiones, amores.. pero más cierto que ello, es que de vez en cuando el destino nos guiña el ojo, nos coquetea de forma descarada ... quedamos a su merced y a centímetros de caer en esa trampa resbaladiza de desear, acariciar, anhelar, y suspirar por algo.

Justo ahí, es el momento oportuno de tener cuidado, es el instante correcto de sonreír, recordar y repetirnos que hay que tener cautela con ciertos deseos, porque se pueden llegar a cumplir.