"Soledad, agradezco el que estés aquí.
Dime, cuántas veces me has halagado con tu compañía.
Más espero que no te molestes si te digo que hoy
quiero que sea la última noche".

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Hablo conmigo misma. Aunque pensando bien, en realidad no es hablar exclusivamente, es gesticular, es mover los labios, es levantar las cejas. Es una forma de expresarme que nadie me podrá quitar nunca. Son cosas que hago en privado o en público, con buen o mal ánimo, estando sola o acompañada.

En ese instante mi mente a divaga sobre cosas que preocupan a todo el mundo: familia, amistades, cuentas por pagar, el trabajo, el tranque, los peatones que se tiran a la calle como si estuvieran solos en medio de una selva -pero de cemento-, los conductores que prefieren chocarte o adelantar un milímetro más, con tal de no frenar su carro y así evitar dar paso. Es ahí cuando mi imaginación avanza como si estuviera huyendo de los cuatro jinetes del Apocalipsis.

Creo, y realmente espero no ser la única que hace estas cosas, que va. No puedo ser tan privilegiada. Y me refiero a privilegio, porque el hablar consigo mismo y ordenar nuestros pensamientos es el reflejo de algo bueno, algo sensible y maravilloso. Es un empuje a no sentirnos solos, un mascullo de nosotros para nosotros.

Es una forma de conocernos mejor, de darnos cuenta de quien somos, de asimilar e intentar comprender los comportamientos de los demás – porque.. me perdonan pero hay muchos burros sueltos por ahí! -. Todo esto, sin dejar a un lado que es un método excelente para ordenar ideas, regalarnos afecto y en definitivas, no estar solos!

El escribir en fluidoazul.com - un blog que no tiene mucha audiencia, pero me encantan quienes son los pocos que me visitan - , es una forma de hablar conmigo misma, solo que tecnológicamente. Ahora en vez de levantar cejas y de mover los dedos de las manos haciendo gestos al aire, logrando que los demás piensen que estoy loca, altero mi monotonía dirigiendo mis dedos al teclado e igual obtengo como resultado lo que enuncié allá arriba. De una u otra forma - hablada o escrita - se siente bien contar lo que siento y/o pienso.

Es una forma de confiar, de colorear mi vida y de que mis palabras hablen por mí. Tal como estoy haciendo en este momento.