Cuando no creemos en nada, caemos en un relativismo, la última instancia de “no creer” (todo es bueno, o, todo es malo), que nos conduce a un "menosprecio condescendiente" (donde le decimos a las demás personas pobrecito usted piensa así, o así... eso es por que su cultura es diferente, o cosas así), que, a su vez, produce una fatiga intelectual que perjudica nuestras acciones, hasta que caemos en el absurdo abismo de la pereza, donde dejamos las cosas así, como están (porque precisamente todo es bueno, o, todo es malo).

Estamos, por ejemplo, en agonía.net, bajo, principalmente, el apellido, nombres, apodos, sobrenombres etc. (Montoya, Ticosso Gustavo, Sanatorelli Iovino, Luna Rosado, Linares Lima, Patricia Lara, Daniel Lacantus, Lionel Enríquez, Ramírez, Sánchez de Armas, Liliana Ochoa, idiotas que no dicen el nombre: paradoja, por inmadurez etc.) que significan demasiadas cosas. Sea nombre, apellido o lo que sea, cada uno adquiere una significación concreta y personal, que varían desde los cuadros de parentesco, las significaciones afectuosas del núcleo familiar, social, personal etc. Pregunto yo: ¿acaso, estas no son unas etiquetas?

Decir Poeta, decir escritor, decir viejo, decir joven, decir mujer, decir hombre, decir -ismos (muy acertadamente lo dijo Ana Lucía) etc. no son más que ejemplos precisos de aquel mundo eminente y sutil que llamamos Lenguaje, esa estructura de significados socialmente establecidos, que, de alguna u otra forma, establecen criterios de selección basados en, las tan temidas, etiquetas. Existe una estela invisible a nuestro alrededor, algunos la llaman cultura, sociedad, mundo social o realidad (para este caso es lo mismo), que funciona sin que nos demos cuenta. Es sólo el impacto del concepto de cultura en el concepto de hombre.
Además, creo que, la supuesta posición de no tener etiquetas, es una etiqueta... la etiqueta de los que (supuestamente) no tienen etiquetas. A mi modo de ver, hay muchos!!!! Un amigo los llamó “normalopatas”.
¿Será que podemos vivir sin saber que, nos llamamos, que tal parte es mi mano, tal parte es mi pie, tal parte es mi alma…? ¿qué pasaría si los poetas ya no fueran poetas ni poetisas?.

De alguna forma, las palabras en sí, son etiquetas, las palabras son las que nos permiten desenvolvernos en el mundo. y si las palabras no existieran, me atrevo a decir, que “nos conformaríamos con un montón de rocas” (aunque esto lo dijo otra persona, para otro caso). Pregunto, una vez más, pregunto, ¿que pasaría si no existieran las etiquetas? –dejo abierta la pregunta para responder sinceramente- O mejor aún, ¿es posible?.

Soy consciente que caigo, muchas veces, en el abismo de creer mucho, hasta ponerme los lentes de la creencia... hasta que me estrello. Me ha pasado muchas veces. Vuelvo a pararme, golpeado, agobiado. Pero son cosas que me mantienen vivo, con problemas… vivo.

Aclaración: Mi intensión no es buscar una reflexión contestataria, con la simple intensión de quedar bien. Yo quiero que esto se convierta en un espacio sano de debate. Bienvenidos Todos.

Yo también advertí alguna vez, que habría sido mejor, un mundo sin etiquetas.

HERNAN