QUE TODOS NOS RECONOZCAN

“Les doy un mandamiento nuevo:
Que se amen unos a otros;
como yo los amé,
también ustedes ámense unos a otros.
En esto todos conocerán que son mis discípulos,
si se tienen amor los unos a los otros” (Juan 13:34-35).


Uno puede marcar las diferencias.

Podemos encontrar en esto cierta utilidad. Por ejemplo, entender las razones por las cuales pertenecemos a una comunidad y no a otra.
Asimismo, cuando conlleva una actitud de respeto hacia los otros, nos permite conocernos mutuamente, descubrir el pensamiento de nuestros semejantes, de esas personas de carne y hueso que se han inclinado a vivir de una forma particular, distinta de la que hemos adoptado para nosotros.

Cuando la sensatez está ausente, cuando el deseo de dominio se apropia de nuestra voluntad, cuando no aceptamos que “el sol sale sobre justos e injustos”, entonces las diferencias nos dan la excusa necesaria para condenar, para lastimar, para olvidarnos de nuestra condición de criaturas de un mismo Hacedor.

Si esto sucede dentro del seno de las distintas ramas del cristianismo (léase católicos, protestantes, evangélicos, ortodoxos, etc. etc. etc.) el tema es serio.

Más aun si recordamos uno de los últimos consejos de Jesús a sus apóstoles y en ellos a todos los cristianos: “En esto todos conocerán que son mis discípulos, si se tienen amor los unos a los otros”.

Buscando en Internet datos sobre la cantidad de cristianos en el mundo encuentro:

a) El foro cristiano Iglesia.Net transcribe una noticia extractada en el 2003 del diario La Razón: “En el mundo hay en estos momentos más de 1.700 millones de cristianos bautizados”. (1)

b) El portal http://zenit.org informa con fecha 3 de febrero de 2004: “Los católicos en el mundo en el año 2002 ascendieron a 1.071 millones respecto a los 757 millones de 1978, según datos del «Anuario Pontificio 2004», presentado este martes a Juan Pablo II”. (2)

c) El diario Clarín publica en la víspera de Noche Buena de 2006: “Dos mil millones de cristianos, más de la mitad de ellos católicos, se aprestan a celebrar esta medianoche el nacimiento de Jesús”. (3)


Con esa información en mi cabeza, inmediatamente me vino el siguiente pensamiento:

Todos los cristianos, de iglesias grandes o pequeñas, sin exclusión, conocen y comparten el “Padre Nuestro”.
Ninguno entre ellos niega que es la oración modelo enseñada por el propio Jesús.
Todos la rezan.
No es tema de discusión.

Entonces me imaginé a los dos mil millones de cristianos en toda la Tierra rezando juntos, en el exacto mismo momento.

Seguramente, dadas las diferencias horarias del planeta esta simultaneidad puede resultar imposible.

Ahora bien: si los dos mil millones rezaran el Padre Nuestro al menos una vez al día y los repartiéramos proporcionalmente, cada hora más de 83 millones de cristianos estaríamos rezándolo.
Siguiendo con el reparto proporcional, cada minuto 1.388.888 seguidores de Cristo, en algún lugar de la Tierra, estaríamos rezando casi simultáneamente el Padre Nuestro.

Imaginemos lo hermoso que sonaría a los oídos de DIOS semejante oración.

Ahora bajemos a la tierra y convengamos que es muy probable que entre los 2000 millones haya muchos que no son practicantes, que no rezan con frecuencia o que toman la fe sólo por una cuestión formal o familiar.

Imaginemos entonces que sólo una tercera parte siente profundamente a Jesús y el Padre Nuestro en su corazón.

En tal caso, cada minuto, más de 460.000 cristianos estaremos rezando juntos el Padre Nuestro.
Una cifra enorme, un canto agradable a nuestro Señor y Salvador Jesucristo. “Voces de mucha gente, como el sonido de una cascada” (Apocalipsis 19:6).

Independientemente del número que convengamos, los cristianos somos millones.
Muchos son los perseguidos, encarcelados o muertos por seguir a Jesús.
Baste saber que la organización Release International publicó que 250 millones serían perseguidos en 2007.(4) (5)
De distintas órdenes o iglesias o comunidades.
Somos millones los que seguimos a Jesús con amor genuino, que lo esperamos y compartimos su mensaje y, sin discusión, la oración que nos regaló el “Padre Nuestro”.
Por eso propongo que para que muchos nos reconozcan como sus discípulos, teniendo amor los unos por los otros, nos unamos en el rezo y el deseo de su pronta venida.
Todos los días, a las doce del mediodía, unámonos para rezar el “Padre Nuestro” seguido de “Amén”, “Ven Señor Jesús” y “Amén”.
De esa manera, cada día, en ese exacto momento sabremos que hay muchos cristianos que estaremos rezando a un mismo tiempo el “Padre Nuestro” y pidiéndole a Jesús que venga pronto.

Será maravilloso que nos reconozcan como discípulos de Jesús en este acto de amor entre nosotros, uniéndonos en su oración modelo y en el deseo de su regreso e instalación definitiva del Reino de los Cielos.

Que DIOS los bendiga junto a sus seres amados.

Daniel Adrián Madeiro

Copyright © Daniel Adrián Madeiro.
Todos los derechos reservados para el autor.

Las obras de mi autoría publicadas aquí o en otros sitios de la Internet, son de distribución LIBRE y GRATUITA, siempre que sea sin fines de lucro, respetando el texto y citando al autor. Si lo haces, me gustará saberlo. Será un placer que alguien los encuentre útiles para obtener fondos destinados a un fin solidario comprobable como, por ejemplo, ayudar a niños pobres. ¡Que DIOS te bendiga! -RECIBIERON GRATIS, DEN GRATIS- S Mt.10:8

http://esperandoajesus.blogspot.com

(1) http://forocristiano.iglesia.net/showthread.php?t=11324
(2) http://es.catholic.net/comunicadorescatolicos/729/2277/articulo.php?id=15488
(3) http://www.clarin.com/diario/2006/12/24/sociedad/s-04215.htm
(4) http://www.noticiascristianas.org/Persecuciones/43.html
(5) http://www.noticiascristianas.org/Asia/1553.html