SERIE: El Reino (1)

El reino de Egipto se llenó de paños torneados,
como el azul que empuja el vientre del Nilo.
Suspendido como un collar, dorado,
el bastón de las inscripciones,
al sur, viaja el resplandor de mi barca.

El imperio se inundó con arañas del lino.
Hay una señal, un brujo,
señalando esa repetición,
ese lado cimbreante y sin remedio.
Una vela flamea
su asustado pabilo,
para no ahogarse
en esa torsión incolora.

Mi nombre quedó escultura
en el centro de la casa.
Los soldados han salido como una tormenta,
como leones cebados,
para destripar y moler esqueletos,
así impunes,
quedará solo la ceniza,
y un cenotafio vacío.


© Rada, Montevideo, 24/1/05, Uruguay.