El círculo está cerrado
estrellas doradas sellaron el broche de aquella circunferencia,
la espada forjada por los siglos;
y enrojecida al calor del fogón de Vulcano
desvía la ruta que exploraba rojas landas...
Después del suicidio producido por dos guerras mundiales
Europa levanta el fardo esférico,
que viaja sobre las espaldas de Atlas
Bruselas cierra las tenazas
apretando los límites fijados en una tarde clásica;
París florece al despuntar esta primavera
un pomo madurado en los Elíseos
sazona el banquete,
Júpiter queda avergonzado por el rapto
y devuelve a la doncella rubia
que regresa resarcida con intereses.
La cuadriga marcha de frente al sol
la luz en el extremo del túnel,
anuncia la sorpresa de esta fusión:
desde el Báltico hasta el Adriático
Europa respira otra vez unida...
Un reajuste inesperado
perfila las líneas de la columna dórica,
el tilo que perforaba con una hoja la armadura de Sigfrido
siembra una rosa en la rotonda
Berlín
renace ocupando el centro de la brújula
Albión alcanza el nido del águila,
Roma luce en su coraza la efigie de los lobeznos
el imperio romano se anuncia galopante
un fénix despierta y sacude las cenizas;
larguísimo puente tendido desde otra orilla
semejante al que Jerjes armó desde el Helesponto
cuando intentaba borrar la democracia,
y que más tarde la invasión de Normandía
le daba un vuelco para alcanzar la libertad...
Un gigante revivido erige su pendón
hierro que no se puede unir con el barro,
y sin embargo sostiene la base del pedestal
Occidente asiste a este torneo luciendo galas bizarras
el género oriental adorna cada pliegue
la bestia que emerge del Mediterráneo
navega sobre las aguas buscando su casamata
impulsada por un hálito cosmopolita.

Jorge Ángel Luna Rosado
Colombia