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■ Tierra baldía
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- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 2010-11-11 | | El Soldado: Caíste a tierra sin un lamento; tú, pájaro en guerra y blasón de tormento Retazos de Infierno: El lodo y el fango, La tierra y el polvo. El estremecimiento constante del sísmico suelo que pisamos; los cadáveres entumecidos por doquier caídos. La lluvia incesante; el frío, la nieve; el sueño, el hambre, la fiebre, los hongos pódales, las botas sudadas, las manos cansadas, la gripe, la muerte; el alma que yace apática e inerte y este dedo desquiciado que jala el gatillo automáticamente… Son todos retazos de un cuadro infernal; Pedazos de guerras: batalla frontal. Profesión: Soldado La sangre encharca nuestras botas. El fango cubre nuestros rostros. El lodo inunda nuestros ojos. La pólvora invade nuestras narices. El miedo impregna nuestras gargantas. La muerte ondea sobre nuestras cabezas como bandera carmesí, como caja de Pandora como espada de Damocles pende sobre nuestras nucas la invisible y auténtica muerte. El silencio es nuestro enemigo jurado; el estruendo, nuestro mejor aliado, el silbido de las balas nos recuerda la fragilidad de la existencia y los continuos estallidos nos informan sobre la proximidad de las fieras… A nuestro alrededor todo es sangre y miembros desmembrados pudriéndose sin dueños y cuerpos mutilados sin aire en sus pulmones y un mar de cadáveres hediondos a descomposición y un sueño que se ha tornado en violenta pesadilla. Defender la Patria: Frase que tuvo mucho sentido antes de comenzar esta odisea; y que nada significa entre disparos y demencias ¿Qué es la Patria? ¿De qué vale una patria sembrada de cadáveres? Los problemas fronterizos y las querellas entre naciones deberían resolverse en un cuadrilátero pugilístico; enfrentando a los presidentes, ministros, asambleístas y demás PERROS DE LA GUERRA; dándose puñetazos los unos a los otros hasta que les sangren inclusive sus obscuras almas y no fabricando viudas y huérfanos en los frentes de batalla. Matar o Morir: Las balas destrozan cuerpos y las ánimas comen almas La sangre se mezcla con la aurora Silbidos y explosiones aturden los oídos No queda otro remedio que salvar nuestras vidas matando al enemigo matando al enemigo matando Matar o morir: Esa es la consigna el único lema que nos queda, la única ley a qué atenerse. La sangre se confunde con la aurora; la sangre se derrama sobre ocasos que cierran sus turbios ojos ante el clamor de la muerte La muerte, tan cercana y seductora tan sublime y abrumadora tan letal y desconcertante siempre al lado, en la sombra de nuestra sombra. No podemos pensar en la humanidad del enemigo: Hay que odiarles profusamente profundamente aunque nada nos hayan hecho: Hay que odiarles con tesón de otro modo no podríamos matarles y moriríamos a merced de sus rifles a merced de sus tanques, sus cañones, sus aviones, sus navíos… No son hombres, son salvajes; No son más que nuestros reflejos, reflejos de nuestro propio salvajismo contra ellos: espejos sangrantes, espejos heridos, espejos fracturados, espejos desmembrados, espejos mutilados, espejos descabezados, solo espejos; nada más que nuestras propias imágenes verificadas, si en lugar de destruir nos volviéramos piadosos. ¿Es esta guerra necesaria? Ya no importa, Es tarde para la política Es tarde para la paz… Matar es lo único que puede salvarnos la vida ahora. Matar es lo único que puede devolvernos a nuestras esposas a nuestros hijos a nuestros hogares. Matar… para no morir Matar sin piedad Matar sin misericordia Matar sin remordimientos ¡MATAR…O MORIR! La Enésima Colina Entre cortinas de fuego -llamaradas gruesas como muros de concreto- y enjambres punzantes de esquirlas voladoras, y fragmentos fratricidas y balas despiadadas; nos aprestamos a tomar la próxima colina. Corremos y jadeamos y jadeamos corriendo; caemos y reptamos muchas veces serpenteamos o gateamos respirando con suma dificultad; buscando acaparar el escaso oxígeno para nuestros pulmones acartonados entre gases y humaredas y más gases y más humo… Cada aliento es costoso y más valioso que el oro; cada hálito de vida es sagrado en nosotros y es superfluo en los odiados adversarios… -¡Levántate y dispara y corre y sigue disparando!- -¡Muévanse reclutas; si no quieren que los vuelvan coladera!- Entre gritos y estallidos y murallas incendiadas atravesamos raudos el aire calcinado cual saetas embriagadas de coraje y corremos a aplastar la enésima colina. ¡Hasta cuándo…! Cavemos las trincheras: Cavemos las trincheras, hondas como fosas, húmedas como tumbas, terribles como pesadillas. Aceitemos los fusiles limpiemos sus ánimas quitémosle el óxido que todo lo corroe. Nuestras vidas dependen de ello Un arma encasquillada es un pasaje seguro de sola ida a un féretro sin nombre… La mitad de toda guerra es mantenimiento la otra mitad es asesinato y muerte, muerte, muerte, muerte y más muerte: Muerte de los enemigos, muerte de los amigos, muerte de la serenidad, muerte de la cordura, muerte de los sentimientos, muerte de las emociones muerte de las ilusiones, muerte de las esperanzas muerte de la mismísima fe… ¿Qué queda después de una batalla?: Fracturas, quemaduras, cortadas y cicatrices hondas como el pánico que se instala en las entrañas Y cadáveres y sueños rotos Cadáveres flotando entre las olas y peces y gaviotas comiendo sus residuos; cadáveres alfombrando sembradíos como festín para cuervos y zamuros y familias desmembradas y viudas fabricadas y huérfanos construidos en serie en ambos bandos…a distancia Ataques Nocturnos: El enemigo aprovecha la noche para asediarnos. No es una fiesta ni esos son fuegos artificiales; es una masacre: los soldados caen ante las ametralladoras al lanzarse sobre ellas como moscas sobre la miel; el NAPALM lo incendia todo a su paso; las bengalas que atraviesan la oscuridad nocturna hiriéndola como saetas sin destino ni acomodo; son balas depredadoras buscando a su presa, alcanzando a su víctima para morir en ella como mueren las abejas al clavar sus aguijones. Aquí, no hay sitio para súplicas no hay lugar para piedades no hay tiempo para simpatías no hay afectos, ni querencias, ni aprecios y el amor es sólo un cuento de hadas tan lejano y tardío como las flores en invierno. Aquí hasta Dante habría temblado de terror este es el edén ideal de Jack el destripador este es el sueño fiel de Freddy Krueger este es el mismísimo averno abriéndonos sus puertas minuto tras minuto, con cada esquirla con cada mortero con cada explosión con cada sensación de desasosiego… El enemigo aprovecha la noche para atacarnos: Dormir es otra forma de morir… Bestias Asesinas: Ya no importa quien tiene la razón; quién obra por justicia, quién obra por codicia… La guerra nos iguala al igual que la muerte; su hermanastra. Despiadados somos todos empuñando los fusiles. Desalmados somos todos apuntando las metrallas; los morteros no preguntan si eres vil o eres honesto y las balas no disciernen al infante del adulto. Y la guerra nos iguala como a bestias asesinas… ¡como a bestias asesinas! Naturaleza Indiferente: ¡Qué extraño! La serena calma; junto al rumor alegre de arroyuelos, al trinar melodioso de las aves, al cantar celoso de los cuadrúpedos y más calma contrastan totalmente con el fragor de nuestras constantes batallas. La Naturaleza indiferente a los desmanes fratricidas del Homo Sapiens sigue su curso evolutivo en un desplante invicto y silencioso… ¡Cuánta paz Dios mío! ¿Cuánto durará? PIM PUM PAM ¡Fueeeego! ¡Y aquí vamos otra vez! Recomienza la carnicería A La Carga: Atrapado en una fosa dejada por la explosión de una bomba rodeado de cadáveres ya putrefactos sumergido en mi sangre, sudor y lágrimas lágrimas resentidas, de desesperación y odio y rencor y resentimientos… pero ¿no sienten ellos lo mismo contra mi persona? ¿no es mi adversario tan humano como yo? Tal vez incluso tenga una esposa e hijos una familia que ruega a Dios porque regrese con vida como lo hace mi propia familia más allá de este infierno… ¡Noooo! No debo pensar así, ¡me costaría la vida! El adversario es mi enemigo es un ser vil y asqueroso, un salvaje un desalmado ¿cómo lo mato si no me convenzo de ello? ¿Y cómo me mantengo vivo si no mato a quienes me agreden? ¡A LA CAAAAARGAAAAA! Mala Película: Alucinante como una escena surrealista en una película de terror; así es nuestro día a día; en suspenso, constantemente en suspenso: ¿Quién será el próximo en morder el polvo? ¿Seré acaso yo? De ser así; ¿no debería estar ahora en un burdel? Rodeado de espléndidas modelos formosas, bañado en güisqui y champaña y cerveza, consentido y aclamado y feliz… Hace siglos que no veo a mi familia; ya no puedo recordar las facciones de sus rostros; sus sonrisas y emotivas sensaciones, por mucho que lo intento no consigo visualizar sus caras, sus semblantes, ni siquiera sus siluetas, sus borrosas, sus etéreas siluetas. Lo único que pasa ante mis ojos cuando cierro mis párpados es esta mala película; esta película borrascosa y tremebunda en que somos nosotros las siluetas y los blancos de las balas; las esquirlas y las bombas y las armas enemigas… es todo lo que veo ¡en el sueño y en la vigilia! Biblia Empapada: Se me mojó La Biblia, se me secó el corazón; se me olvidaron las oraciones, se me cayeron las ilusiones. Ya no me queda sino el vacío, ya no me otorgan sino balazos, ya mis amigos están en fosas sin una lápida, sin una cruz. Ya no sabemos lo que es la luz, todo es tinieblas hasta de día… todo es horrendo como un infierno como un infierno de malabares. Y el desespero todo cancela todo lo borra; hasta el recuerdo de aquellos días en que inocentes jugábamos juntos a los soldados; y unos fingían que se morían y otros fingían que los mataban entre las risas y la alharaca de aquella fiesta hecha canción. Ya no recuerdo mi tierna infancia; tal vez infancia…jamás la tuve. Es que esta guerra se me ha hecho eterna en este tiempo que; aletargado, se hace tan largo sin fenecer. Fenezco yo, de a poco a poco. Perezco yo, cada minuto, y a cada instante un hombre muere bajo la lluvia de artillería… ¡Dios mío! ¿Por qué nos abandonas? ¿Es que acaso…existes? ¿Dónde estás que no te veo? ¡Devuélvanme mi mal parida FE! Odio Fructífero: Tengo hambre, tengo sed, tengo sueño, tengo frío, Tengo miedo, tengo ansias, pesadillas, tengo hastío. Y no para de llover en estos días; otros días el sudor nos azotaba sin piedad; otros días sólo el polvo nos bañaba en cantidad. Siento odio y rencor, resentimiento… Tanto tanto que matar no satisface: Quiero más; más sadismo, más tortura, quiero verlos suplicando inútilmente mientras corto poco a poco sus falanges, mientras clavo mi puñal en sus entrañas, mientras hundo mis pulgares en las cuencas de sus ojos. Quiero oírles gritar con desespero; quiero verles llorar con frenesí, y quiero hervirlos; tal vez, a fuego lento y destruirlos tantas veces como pueda destrozando sus órganos por dentro. Tengo pánico y terror; tengo ansias y apatía tengo ganas de cortarles las orejas como a toros…como a toros en corrida para luego desmembrarlos mientras chillan. Quiero… Quiero muerte y venganza, y más venganza todavía… Puro Instinto: El suelo se estremece junto a mi alma con cada estallido certero, con cada atronadora explosión; cada vez más cerca, cada vez más real y alucinante. Corremos de un lado a otro buscando guarecernos; caemos una y otra vez comiendo tierra; nos alzamos nuevamente y volvemos a correr de espaldas y en retroceso mientras disparamos al frente. ¿Dónde están las malditas trincheras que cavamos anteanoche? En la confusión no me percato de los compañeros caídos no me doy cuenta que hay heridos a ambos lados de mi cuerpo no estoy en mi cuerpo; alienado totalmente como máquina sin freno corro y disparo, disparo y corro sin consciencia sin razonamiento alguno… Ya no escucho Ya no veo Ya no siento Ya no pienso… Me he transformado en un reptil en una fiera asesina en una máquina mortal en instinto puro… ¡Si! Eso es lo que soy ahora: ¡PURO INSTINTO! nada más! Ni Buenos Ni Malos: Nos reímos del enemigo en las pausas y temblamos ante él en la lucha. Es así como sobrellevamos esta guerra: poniendo sobrenombres y haciendo sorna del contrario para alimentar así el odio que nos impele a creer en la falacia de que el contrario –y no yo- es el malo de la película. Los descalificamos, denigramos, deshumanizamos; para regar así el rencor que germina en nuestras almas y para acrecentar el resentimiento que nos permite matar sin escrúpulos, sin remordimientos, sin pensar siquiera; y para; así, mantenernos con vida un día más una hora más un segundo más… Pero en las guerras no hay buenos ni malos hay intereses creados hay tajadas de poder hay porciones de territorio hay geopolítica e imperialismo -¡Codicia en ambos bandos!- Pero no hay malos y tampoco hay buenos sólo hay soldados en las guerras tratando de mantenerse con vida a fuerza de matar a sus adversarios en el frente de batalla… Los Civiles: Los civiles tienen miedo de nosotros; ya no saben si nos trajo algún dios o algún demonio; no confían, sólo tiemblan, sólo lloran y suplican de rodillas. Y es que la muerte está trajeada con el verde de campaña; con el verde esperanzado de las siembras y las selvas y los bosques. ¿Habrá paradoja más cruel? ¡Que la muerte se vista con los colores de la vida, es el colmo! Los civiles tienen miedo de nosotros; Y se esconden al vernos a lo lejos… Unos tiemblan, otros gritan, otros lloran y suplican y suplican por sus vidas… ¡Por sus vidas de hojalata! Los civiles aterrados tienen miedo de nosotros. El Desertor: Anuncio mi retirada de esta conflagración… ya estoy harto y cansado cansado de matar cansado de morir poco a poco tan cansado que prefiero que me fusilen de una buena vez. Reniego de este rifle, de este poncho y de los cascos; rechazo las bayonetas la cantimplora y las granadas. Prefiero que me fusilen de una buena vez a seguir en este insufrible averno; a continuar en este mundo bizarro, surrealista y al revés. Me confieso desertor y objetor de consciencia; y con los brazos caídos me declaro en huelga de armas y me entrego así al amor -al amor a mi enemigo- ¡NO MÁS MASACRES! -¡Preparen…Apunten…!- Adiós mundo cruel ya más nunca pelearé… -¡FUEGO!- La Desesperación: La desesperación es cruel, la desesperación es vil, la desesperación es brutal, la desesperación es fatal. No somos mas que fieras acorraladas en los campos de batalla… Y el temor nos vence y el temor campea y el temor se ríe y el temor guerrea… Un bebé que aún gatea, una mujer indefensa, una anciana ya vencida por la vida todos ellos son enemigos ante el fragor de la batalla. Hasta el llanto inocente de un niño se disfraza de amenaza… ¿Quién osa preguntar cuál es la fiera más despiadada del planeta? ¡Es el HOMO SAPIENS SAPIENS! El hombre que ha extraviado su humanidad junto a su piedad. Espectros: La personalidad se deforma ante tanta aberración dantesca. El yo se desintegra. Los fantasmas al fin asaltan mis sueños; persiguiéndome y exigiéndome cuentas. ¿A cuántos habré matado ya? Cuerpos desmembrados cubriendo el suelo “yoes” desmembrados colmando la mente. Los espectros de soldados adversarios me gritan entre sueños ¡ASESINO! Me acusan de fabricar ataúdes y féretros y huérfanos y viudas y llantos infinitos. ¡Asesino, asesino, asesino! se repite como un eco la sentencia que destroza todo signo de cordura… Pero ¿qué otra cosa podía hacer? ¡Si la ley es matar o morir! Matar y morir Porque morimos otro poco cae vez que cae un adversario bajo el fuego insensible de los rifles que empuñamos. He muerto ya tantas veces como enemigos he logrado abatir He muerto ya tantas, tantas, tantas veces que me provoca reír reír para no llorar. reír hasta la asfixia reír hasta el deceso. Otro Adiós: Fue cosa de un instante; no me dio tiempo de detenerle; no me permitió salvar su vida; ¿dónde estará ahora su alma? ¿Tendremos…alma? Fue cosa de un segundo; No pude reaccionar a tiempo, quedé petrificado ante el evento; la llevó a su boca como si fuera un bizcocho… y haló el gatillo volándose los sesos. Aún sin entender lo que allí acontecía; me levanté como en cámara lenta, moviendo un solo músculo a la vez; primero un dedo, luego el otro, como si cada una de mis células fibrosas le pidiera permiso a todas las demás antes de contraerse; así de lento… Y luego grité con un ¡NO! Tan largo como la eternidad; como la vida y la muerte y la vida detrás de las sombras de la muerte… No pude detenerlo a tiempo… ¡no pude! Soldado Desechable : El soldado es desechable Lo importante es mantener la posición No ceder ni una micra de territorio Vale más un nanómetro de tierra quemada que la vida de un batallón de hombres: He aquí la lógica de la guerra… Los Perros de la Guerra: Así hablan los perros de la guerra: -Hay que defender el honor Hay que defender la Patria. Hay que defender la ideología Hay que imponer un nuevo orden mundial Hay que imponer al hombre nuevo…- Terminado el conflicto los perros de la guerra recogen el Poder el resto de la población recoge sus cadáveres… Tregua: Marchamos a casa; y hasta los gatos y los perros huyen delante de nosotros. Los civiles inmutables; nos observan con la ira propia de la fiera asesina cuando asecha a su presa. Dicen que la guerra acabó…¡por ahora! Dicen que nuestros gobiernos han decidido firmar una tregua para intercambiar prisioneros como si fueran barajitas. -¡Lo tengo, no lo tengo, lo tengo, no lo tengo!- -¡Te cambio a un capitán por diez soldados y un sargento! ¡Qué horror! Somos solo números en los bancos de datos de insensibles computadoras; somos solo títeres; piezas de un damero explosivo y nauseabundo; somos juguetes bélicos en manos del poder constituido Ahora nos darán una medalla a cada uno para callarnos la boca, para alegrarnos el espíritu… Como si una piche medalla pudiera borrar las pesadillas que nos aguardan; impacientes, en las noches para el resto de nuestras vidas. La Guerra que se gana Quise escribir un poema épico, pero un poema épico sin héroes ni villanos. Sin vencedores; donde todos fueran vencidos, vencidos por el odio y el rencor, vencidos por el hambre y por la sed, vencidos por el cansancio y la fatiga, y por la desesperación y la apatía. Vencidos por el pánico paranoico ante la amenaza fantasmal Vencidos por los espectros de sus propias pesadillas. Vencidos por la intemperie y el fragor de la batalla. Quise escribir un poema épico donde todos fueran mártires y el único victorioso fuera ese monstruo impasible e imperturbable que llamamos guerra… La tragedia de la guerra sigue acosando como plaga invencible a la humanidad toda y continúa mostrándonos la peor de sus semblanzas ante los ojos atónitos de los siglos y su historia… ¿Hasta cuándo escribiremos con sangre los capítulos de nuestra historia? Ya basta de himnos y banderas agujereadas; ya basta de héroes y de víctimas de falsas epopeyas y propagandas embusteras, y de fanatismos, xenofobias, segregaciones y demás atrocidades. Entiéndase al fin y entiéndase bien: La única guerra que en verdad se gana es la guerra que JAMÁS se combate… He Dicho La Guerra Epílogo: La guerra trae consigo hambre La guerra trae consigo plagas La guerra incrementa la miseria del hombre Las rencillas se multiplican Los odios se encarnecen Los xenófobos se multiplican como termitas que todo lo devoran. Y las enfermedades todas las enfermedades… El trauma del soldado pasa de padres a hijos y de hijos a nietos La desconfianza se arraiga en las familias como cáncer social que perdura por centurias y milenios… ¿En verdad queremos más guerras? Ya es hora de bajar a los héroes de sus pedestales y a los mártires de sus cadalsos. ¡DILE NO A LA GUERRA! Autor: Felipe Antonio Santorelli Alias: tonisan Caracas (Venezuela) |
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