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sábado 30 de abril de 2011


1. HAIBUN DEL DESCONSUELO



no pensar más y contar los adoquines, mientras por rendijas boquiabiertas de la espera, se escurren las miradas de esa sombra. no pensar más. caminar e ir marcando con sangre el camino recorrido. contar los adoquines. no pensar y dejarse ir. silbar al descuido mientras voy buscando recuerdos en los bolsillos raídos. no pensar más y aumentar la tarifa del peaje hacia el ensueño. soñar hasta enloquecer mientras sostengo las naves del portal del infinito. no pensar e ir contando las estrellas sin contar la tuya y la mía y cuidar que no se apaguen los cirios antes de verle la cara al Sol.


humean esas velas y a través de ese humo se conectan mil infiernos.

no pensar más,
contar los adoquines
después morir

mi mente anda de fiesta. ¡qué loca! está brincando en el bazar de las ofertas. alzó la cara ella, dejó de mirar los adoquines queriendo ver el cielo. alzó sus ojos para buscar en el entorno la mirada fogosa del Viento porque era día de feria y solo halló el perfil de una mujer vieja que sonrió dulcemente, más esa sonrisa, dolorosa mueca, goteaba grises sobre agudas mejillas. mejor verla muerta y no sonriente, coqueteando a las esquivas quimeras.

no sonreír, ni pensar. echarse en cruz sobre los adoquines y darle un beso a una huella.

hay unas huellas
sobre la senda izquierda.
velo nocturno

no pensar más, mejor echar el cerebro en un vaso de cristal azul y darlo a los gnomos para que lo entierren en una cueva cerca del centro de la Tierra. no pensar que hubo un día blanco, mejor, ponerse un sombrero de paja amarilla que refleje el desconsuelo que va colgado en sus hombros caídos. vestir una falda violeta e irse hasta el jardín del olvido para obligarse a no pensar que hubo un día en que tuvo dados marcados. mejor, vestir un reboso negro y dejar que la gente murmure: -ya no cuida violetas, ni le canta al Viento, no sonríe porque donde tenía su rostro ahora solo tiene una careta.

ya no hay jardines
hay canopes sin flores.
careta y silbos

no pensar, ni cantar, ni volar, solo caer y caer... y hundirse en sí misma.

caminar sobre el cuerpo de la Noche y tapar la desnudez de los secretos.


ana lucía montoya rendón
abril 2011



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2. HAIBUN DE LA MIRADA LERDA


Sí, esos conocidos ojos observándome desde un espejo...mofándose de mi."

Liliana Varela.



ojos en el parral colgando de penurias, morados de desconsuelo, racimos de incógnitas.


la rama cruje
trepa por el puntal.
giba del tiempo


no ríe frente al espejo la tristeza, ni se moja en las orillas de los llantos, solo arrastra sobre siluetas, su mirada lerda.


ruedan los ojos
sobre sus horizontes.
luces y sombras


no se mofa de su locura el que la sufre, pero sí ríe de la cordura que osan exhibir los otros.


manto de armiño
el suspiro del día.
retazos lógicos


abajo está, oscura, con lengua ardiente, lamiendo amargos ángulos. todos creen que ha perdido luz, que la gema que era, ha desaparecido. pero, eclosionada en múltiples canicas, ahora es percusión blanca de los espíritus .


ana lucía montoya rendón
mayo 2011


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3. HAIBUN DE LA NIÑA ROJSA


"cordura cruel
que asesina mis sueños:
muero también"
Liliana Varela.



sobre una fina tabla de madera tasajan ánimos y acecinan despojos, en la misma salmuera marinan el ensueño. diseccionados proyectos sobre el cuello del verdugo cuelgan. los recuerdos de los que en su manos murieron son los eslabones de su eterna cadena.

a golpe de hacha
está el encatandor.
sangre y destino

sangre y destino brotan hermanados, siamese de la Historia. ¡qué vivencias congeladas en las retinas de los ojos de las sombras! corren pegadas al paredón para no perder la huella, aún sin entrar al laberinto se siente el vaho del fantasma que lo habita.

de laberintos
las sendas para hollar.
vuelos y vetos

vuelos y vetos se enfrentan para motilar el pensar del rabadán. ya nadie le sigue, pero no deja su andar en busca de la obeja negra. esquilado el rebaño queda a la intemperie el deseo sancochado de los que lo quieren en borbotante caldero. deseos fagocitosos enfrente al hambre ausente.

de dientes y hambre
las fauces de la ausencia.
es niña rojsa


ana lucía montoya rendón
mayo 2011

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