Asombran los laberintos del carácter misántropo
los complejos atrapados en su personalidad sombría,
insólito deseo de estar absolutamente solo;
manías que definen el manierismo inhóspito
en las formas trazadas por su pincel.

Las itálicas líneas fundadoras del meridional estilo
donde la perfección era una realidad,
emigraron de aquella paleta buscando una isla nórdica
tachonada de tapices flamencos que ornan el palacio
de alguna beldad blonda;
el androgino gesto del alabardero,
sellado con pérfido cerrojo de lansquenete
define los pasadizos de la pincelada excéntrica;
huérfano de todos los placeres
se encierra en un túnel sin salida.

Apartándose del caballete donde pintaba el florentino pontífice
sigue el rastro del tapiz pintado por Durero,
durmiendo en lo alto de una torre;
recoge la escalera después de subir
únicamente el búho vigilaba el sueño del asceta,
el sello de su estilo lo imprimen melancólicas imágenes
indómito blindaje reforzado con volframio;
tonos grises disueltos al pasar la tarde
tal vez lloraron sin ver los cirros.

Jorge Ángel Luna Rosado
Colombia