La paloma blanca es una paloma,
una plaga, aunque sea blanca.
Si fuera gris no sería tan molesta,
tan poética, tan bacteriana.
La paloma beis puede ser similar,
mensajera, sucia, sin halcones peor,
plaga.

A los halcones los mutilaron
y el equilibrio, pero volverán
como las golondrinas de Bécquer.

A las palomas las dejan manchar
el cielo y las siguen comparando
con las túnicas de los niños,
como si fueran plumas de nieve.


Las águilas cazan como los halcones,
entre la derrota de los moros
y lejos de Ulan Bator, en la estepa.


Las palomas evacuan en la ventana
de mi casa, en la catedral,
en el palacio, en la suprema
corte,
de justicia.


© Rada, Montevideo, 26/3/06, Uruguay.