El cielo está llorando,
se acabó el perdón…

Comienza una nueva era,
regresa el lugar de la espera,
el largo camino invernal…

Solos, en el silencio,
con la compañera que no se detiene,
esa que impaciente
te da una ilusión, una pasión,
un momento de arrebato,
para ponerte a prueba…

A ver si ese aguardar momentáneo
por el verdadero amor
te desespera…

Cae la noche
y ya las tinieblas azules del firmamento
me quitaron las estrellas;
y se fue esa mujer tan bella,
esa que regaba su amor sombrío, tormentoso;
la que con tanto desequilibrio
cayó en su propio martirio
y en esa eterna sed de amar…

Dios esta maldiciendo,
su ira se está sintiendo
en los rostros de los hombres,
de esos que no confían,
que no sienten lástima, ni pena;
por esa mujer tan sola y tan bella,
aquella que nunca espera.