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agonia Textos Recomendados
■ Tierra baldía
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- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 2008-06-21 | |
Poema escrito el 27/07/67. Es un recuento de como los conquistadores buscaron la forma de obtener el oro de los Incas.
I Entre nubes de polvo avanza el tropel de centauros españoles que queriendo conquistar nuevos soles lleva en ristre la argentea lanza. El suelo tiembla bajo cascos arabescos, el Sol saluda a los recién llegados que se sienten reciamente fatigados pero ante el oro se sienten frescos. Hernando Pizarro camina adelante de trenticinco jinetes ambiciosos, a Pachacámac arriba jadeante en ventisiete días tenebrosos. II Salieron de noche de Cajamarca, hincaron espuelas hacia el tesoro, y las espuelas dejan la marca por las que el chasqui esconde el oro. Cruzan los andes... ¡tiemblan de frío...! y en la soleada playa costera el relevo del chasqui espera, y envía veloz en mensaje sombrío... El chasqui que vuela con alas de plata y corre con pies de acero es el que arriba primero a la gran ciudad escarlata. III Van los caballos por anchos caminos, posando al galope sus árabes cascos, caballos que son de extraños peregrinos que tienen mirada de guerreros vascos. Hay uno... neblino... que vá galopando, relincha... husmea... y apura su paso, en él va agotado el íbero Hernando sintiendo que el noble ya no le hace caso. Descansan después de un incómodo viaje en el frígido ande, en la costa caliente y luego reanudan su peregrinaje en busca del oro... metal reluciente. IV Al chasqui sus ojos a ratos divisan que sube quebradas, que baja senderos y el ande y la nube a Hernando le avisan que es imposible que lleguen primeros. En oportunidades los hispanos vieron cruzar a los chasquis entre sus aceros, quisieron prenderlos y los persiguieron pensando que eran unos mansos corderos. Y aquellos andinos valientes y fieros ni ante los corceles veloces cedieron, porque el Sol los hizo para que corrieran... para que llegaran... para que vencieran. V Corceles y hombres al Templo Sagrado arriban sedientos y hambrientos de oro, y encuéntranlo sólo y abandonado: No había riquezas... no había tesoro. Callados y lentos al norte retornan, y Hernando Pizarro en su noble neblino les cuenta a los suyos que así es el destino con el que los hombres tristes se conforman. Y entre las quebradas, y entre los abismos se ve a los chasquis que corren ligero, esos que ganaron ahora son los mismos que a Cajamarca llegarán primero. VI Tocando su antara y a rítmico paso, como quién avisa el haber triunfado en la gran carrera que ha terminado teniendo por meta el Incaico Parnaso, ingresan los hombres, Mercurios Incaicos, que cruzan caminos con pies voladores, saetas humanas de acentos hebráicos que cruzan el cielo cual áureos cóndores. Cajamarca despierta feliz y contenta al ver que sus hombres veloces vencieron, y Hernando Pizarro triste se lamenta porque muy veloces nuestros chasquis fueron. - - - - - - - - - Mariano Bequer. El Callao, 27/07/67
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