Hembra àgil con ìmpetu de yegua sabanera
heredera de Remedios la Bella
y de sus ìgneos impulsos dinàmicos, arrebatados
en bello atardecer cerca de las 4 de la tarde
cuando intrèpida le sonreìa a la realidad.

Crece bajo la lluvia
y el tamborileo perenne le aviva la mirada
enardeciendo sueños bajo los dramàticos aguaceros
que exhalan aire diluvial.

Es culona como todas las lindas divas macondianas
y su culo grande y parado estremece al frìo pasillo
testigo incierto del perfume de las begonias;
imposible describir la fuerza sìsmica que despierta su presencia
alentadora.
Bajo el amparo de sus tetas florecen las petunias
esta tìa desbarata mundos
tristes y los renueva con placer.

Su risa alocada rompe los vitrales
y alborota el fràgil cìrculo de mariposas amarillas
compañeras de Mauricio Babilonia.

La ùltima madrugada de Macondo
vislumbra su futuro cerca del horizonte,
y se contempla impresa en nobel medalla;
estampando hùmedo beso en la mejilla de Gabito.