Ahora que se ha inventado el ciclotròn
se hace evidente el desarrollo de la humanidad
pero tambièn surgen apocalìpticos temores,
de destrucciones en un abrir y cerrar de ojos
borrando las bases del orbe.

En los albores de los tiempos volaban dardos pètreos
lanzados por formidables cazadores
que se reunìan para conquistar la subsistencia
luchando codo a codo con bestias prehistòricas;
y en el crepùsculo de los tiempos
vuelan dardos ornados con sensor infrarrojo
su roja nariz olisca el blanco a gran distancia
arrojados con ìmpetu frenètico nadie frena su afàn.

Sollozan los viñedos cercanos
no sòlo se exprime la sangre de las uvas
al mismo tiempo mueren sueños antiguos
construidos a travès de largos laberintos
de uniòn, fraternidad y tolerancia.

En encarnado maletìn reposan còdigos secretos
que pueden cambiar la Historia en un segundo
con tremendos cambios energèticos producidos
por la hidrodinàmica mal encauzada.

Es apenas natural el pecho conmovido de los poetas
cuando existen morteros de artillerìa nuclear
preparados para desatar funesto epìlogo,
rapaces proyectiles: Minuteman, Trident, Polaris...
siniestro Poseidòn que arrrasa las costas
desbocados proyectos armamentistas para domeñar
y completar la triste escena del caos
lo ùnico que podemos hacer es lanzar versos
devueltos por un firmamento indiferente.

¡Y ante mayùscula amenaza es obvio que las intrèpidas potencias;
busquen la sombrilla del escudo antimisiles!