he caminado la cocina de la casa de mis padres
el living, el comedor
me senté en su sillón
hace tiempo que no lo usa
la muerte lo quitó
…vaya a saber dónde se sienta ahora

me senté, dije, en su sillón
hoy más que nunca deseo de él un consejo
una palabra, una mirada
su mano sobre mi espalda
algo, algo
algo que me de fuerzas
que me empuje
que me alivie
tengo una tormenta en mi pecho
y el infierno quemándome los pies

subí las escaleras
una y otra y otra vez
y anduve por los dormitorios
reparé en el que fue mío, nuestro
y la memoria me lo trajo a él abriendo la puerta
dándonos un beso antes de irse a dormir
hoy quisiera lo mismo
ser chico
su beso
sentir lo que allí sentí sin saberlo
su protección

en el cuarto de mi madre hablé con ella
no está muy bien
va encausada en el inexorable camino sin retorno
no quise pensar más en eso
la besé y bajé esas escaleras que tanto subí

y fui a caminar por la cocina como antes dije
y aquí me senté
tengo miedo y silencio
la lapicera en la mano
sobre la pierna el cuaderno en que escribo
y sobre el cenicero
un cigarro amargo suelta su humo esperándome

nada sucede
su voz no aparece
y me castiga la conciencia:
me remarca que estoy solo
que está muerto
y por más angustiado que esté
acá nada sucederá
acá, en su sillón
en su casa
y en mi vida de soledad desesperada

en vano apelé a la magia paterna
la trinchera
la muralla que nos aisla de los fantasmas
del acecho y la noche renegrida
ya crecí
voy en caída libre
mordí los pies del destino
tan ciego
tan ciego de mí