estoy inquieto, entre mi cuaderno manchado de consciencia y una mañana que vomita pájaros y sol
inquieto, inquieto…
con esa premura mundana de saberme, sentirme, esa sensación que soy.

¡¿qué soy?!

(¡¿qué es ser qué y quién es quién soy?!
¡¿tan sólo mi carne que late?!
¿quizás un alma forrada de piel para que se identifique o justifique que es y ese es, es el que soy y yo quiero decir quién?
¿es el quién el rótulo que identifica tal carne, tal alma y yo le pertenezco o me pertenece?
¿o yo sólo la justifico e identifico y me apropio, o se apropia de mi y se justifica, se identifica, logrando así su cenit, lo primordial, el ser?
¿seré nada más que una marioneta del universo, otra opción representativa del caos, gala del camuflaje cósmico: lo que es, es porque es?... pero de ser así, sin duda alguna, algo falló, existe la pregunta y quién pregunta, y la consciencia del preguntante y la sensación, y la consciencia de la misma sensación y el juicio

desde ese entonces -existencia de pregunta y preguntante- el cosmos se subyuga a la voluntad del sintiente-pensante, el animal humano -especie capaz de modificar el todo-
y todo ha sucedido por la voluntad, desde el mismo origen de nuestra existencia, para que se sea quien y que soy y todos los seres humanos para que por nosotros se siga siendo y sucediendo como nos hemos sucedido y somos y hemos sido

estoy inquieto, bordeado de cosmos, universo, pájaros, verdes, sol, olores, luces, pero con mi consciencia como eje y el respaldo único de la humanidad)

yo soy el hombre
el hombre