creo en el enredo visceral
el grito
en la metamorfosis del dolor a la palabra
en la lágrima lírica
en el verso y la alegría

creo en lo visceral
en esa escupida de sangre, la pasión
en la pulsión del amor que se estrella letra a letra en un poema
en la sexualidad profunda de la palabra
inexplicable e inexorable
y en el miedo tremendo a la muerte
cuando más la ansían en medio del abismo

creo en ese enredo
en lo vertiginoso del alma
en esa adrenalina que los hace inmortales
débiles, sensibles y tontamente olvidadizos
vida y miedo
a la que arremeten con más miedo, con más vida
donde mueren todas las muertes
donde renacen después del vino
de todos los vinos

creo en el grito
el agónico, el incestuoso
el que desnuda la carne
la que ofrecen con lágrimas
en una servilleta blanca garabateada
como ofrenda a la humanidad

creo en eso
eso que los hizo poetas
eso que no pueden evitar
por lo que pueden sostener sobre sus hombros
el peso del hombre
y no dejarlo caer