“A los ilustres idiotas que aún creen en la estúpida mágia del amor, Romeo y Julieta, El Quijote con su Dulcinea, Sancho con su burro, la Silvina con su Samu, el Quincho con la bruja y el carnicero con la Tota y tantos otro que más vale ya no nombrar”


Busco la silueta,
la del pájaro que me atravesó el alma,
el que llevaba quemado tu nombre entre las alas,
el que me hirió de amor.

Entre los escombros y los nardos la busco,
los escombros de mi memoria,
la silente, la innombrable, la primogénita
para arrancarle el dolor de esas letras y pueda libre volar.

Ya que yo,
si por donde sangro no muera,
esclavo de ti seré
por los siglos de los siglos hasta desaparecer.

¿¡Oh amor que habéis colonizado, conquistado, avasallado
mis más rebeldes osadías,
mis más impúdicas y egocéntricas playas,
qué será de mi si ella me ignorara!?

¡Nada! Nada de nada de la mismísima nada de un no existir,
sólo un pedazo de bofe exhalando lágrimas
sobre el frío mármol del mostrador
en la carnicería de un barrio cualesquiera.

¡¿Oh pájaro de mierda que me habéis enamorado,
qué carajo te hice yo?!