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■ Tierra baldía
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- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 2005-09-25 | |
La avioneta sobrevolaba en ese momento, la impetuosa cadena montañosa, hallándose a unos quinientos metros de los picos más altos, cuando un fuerte viento huracanado la desestabilizó de gran manera. El piloto intentó sobrellevar el impacto, cuando notó que los motores comenzaron a no responder satisfactoriamente. Entonces, se decidió rápidamente a abandonar la máquina, lanzándose en paracaídas, y no habiendo pasado siquiera más de tres segundos y medio de caída libre, le dio apertura controlando inmediatamente el despliegue bicolor, rojo y amarillo del velamen.
Mientras caía lentamente colocándose a contraviento, giró su cabeza para observar como el artefacto abandonado en la altura, se estrellaba estrepitosamente contra una ladera, desatando intempentestivas llamaradas de fuego. Ciro maniobró las bandas y las muletillas, para caer sobre una pequeña planicie que venía observando en su caída, pero no pudo impedir que el paracaídas se deposite sobre la copa de un árbol, quedando atascado entre las ramas. Para su suerte, logro salir ileso, cubriéndose la cara; y despojándose del arnés descendió por la ramificación gruesa del tronco no quedándole otra que pegar un salto de aproximadamente seis metros para llegar al suelo. Allí comenzaba algo, que aún resulta para él uno de esos episodios de la vida que uno nunca llega a entender en su totalidad. Las provisiones con las que contaba en su mochila, sabía perfectamente que no le iban a durar mucho más de tres días, y es por esto mismo que se decidió a buscar una salida de ese lugar, intentando encontrar una solución al escollo, que se le quedo planteado, con este imprevisto. Comenzó una ardua caminata por el bosque, en dirección sureste orientado por el trayecto solar, hasta que lo sorprendió el anochecer, a pocos metros de un reparo sobre la montaña. Una pequeña caverna, se le ofrecía como sitio válido para pasar la noche, protegido de las inclemencias del tiempo. Procedió entonces a recoger unos cuantos leños, de esos que siempre hay sobre el piso, para encender una pequeña fogata en el interior de su transitoria guarida. Ubicó en aquel lugar la bolsa de dormir y comenzó a preparar algo para comer, y mientras esta se hacía, se sentó sobre una piedra y se dignó a escribir, algunas cosas que empezaron a ocurrírsele. Luego de comer algunos bocados y beber un poco de ginebra, se metió en la bolsa para luego dormir. Así, su cuerpo tendido sobre la superficie del piso, cayó rendido por el cansancio acumulado durante un día agitado, plasmando un profundo sueño. De repente, Ciro se despertó, mientras la intensa luz de la luna llena ingresaba por la entrada de la gruta, mientras quedaban aún encendidas algunas brazas de la fogata. Supuso que habrían pasado un par de horas desde la medianoche, ya que su reloj había dejado de andar desde el incidente aéreo. Levantó la mirada y para su sorpresa vio a tres personas, dos hombres y una mujer que lo estaban observando detenidamente. En ese momento pensó, que menos mal, que su corazón funcionaba bien, ya que si no tal vez hubiera sufrido un síncope cardíaco, debido a una situación tan imprevista como aquella. -Tranquilícese amigo, no estamos aquí para complicarlo sino para ofrecerle alguna solución a su problema... Ciro notó que el ritmo de sus pulsaciones comenzó a descender paulatinamente y mirándolos les preguntó: -Pero ¿Y ustedes quienes son? ¿De dónde han salido? Los visitantes entonces, le pidieron ser acompañados hacia el interior de la caverna, mientras dos de ellos encendían antorchas en lo que sobrevivía del fuego. Luego de un laberíntico recorrido de casi trescientos metros por el interior de las galerías de la caverna donde sobresalían punzantes estalactitas y estacmitas, se encontraron frente a un gran portón al que uno de ellos, abrió con un sofisticado control remoto. De repente Ciro se encontró en un sitio nunca antes imaginado, ni siquiera a partir de su lectura de novelas de ciencia ficción. El hábitat se encontraba iluminado con una luz de un color que no podía ser catalogado ni de frío ni de cálido. Había allí aparatos de una tecnología de hiperavanzada, donde sobresalían unas grandes pantallas de formas cóncavas y convexas, y ciertos dispositivos de luces tenues, que aparentemente intercambiaban información entre los distintos equipamientos. En el interior de aquel sitio había una veintena de personas, todas de un color de piel sumamente pálido. Algunas de ellas, comenzaron a poner butacas en círculo, e invitaron a Ciro a sentarse. Todos se ubicaron en ese lugar, con excepción de cuatro de ellos que seguían operando sobre los artefactos electrónicos. Entonces el hombre de aspecto más anciano tomó la palabra: -Sr. Ciro, le vamos a comentar quienes somos, y de donde venimos. Somos un grupo de científicos sobrevivientes de un futuro, no muy lejano de la actual humanidad, la que usted está viviendo. De este presente nos separan apenas poco menos de dos siglos. Usted podrá tener indicios -en la realidad que viene viviendo- que la catástrofe ya está instalada... La producción de armamentos tácticos de carácter nuclear, la creciente exclusión de las grandes mayorías, la miseria reificada, los desastres ecológicos y las pestes desde este presente que usted conoce, se irán agravando sustancial y vertiginosamente, y esto hace que ese aumento, pronostique un final repentino e inevitable de la humanidad, tras una larga agonía muy poco visible, muy poco diagnosticada. Nosotros somos un grupo de científicos que vienen previendo esta situación ya desde un siglo atrás, de este presente que usted vive. En el momento de la catástrofe definitiva estábamos muy avanzados en procesos de integración y desintegración molecular, en combinación con procesos de antimateria y energías. A su vez habíamos logrado hacer transportes en el seno del tiempo cronológico, logrando que algunos microorganismos viajen hacia el pasado y hacia el futuro de forma alternada. Este saber sobre cronos hace que hoy estemos hablando aquí, con usted, y que a la vez no seamos cadáveres en el futuro, a pesar que nuestro proyecto, aún no está concluido. El mismo contempla la posibilidad de retrotraer el proceso de extinción de la naturaleza, para reintegrarlo en una nueva secuencia molecular, que lo haga sobrevivir a la catástrofe, para de ahí en más, producir un efecto de desaceleramiento del proceso tanático de autodestrucción. Quizás, mucho de lo que le estemos contando, no pueda ser totalmente entendido por usted, ya que todos los hombres son productos de la época en que les toca vivir, aunque estemos intentando que le sea lo más accesible, a su comprensión subjetiva e histórica. Ahora bien, en el momento en que se acercaba volando a estos lugares pusimos en marcha sobre su avioneta un dispositivo de detección de la estructura molecular, y enviando un viento huracanado digitalizado desde nuestro software, logramos desestabilizar el vuelo y que la avioneta se estrelle contra la ladera. Ahora mismo esperamos retrotraer el tiempo transcurrido desde ese entonces, para recomponer aquella configuración haciendo que la avioneta y usted, prosigan el vuelo. De repente Ciro se encontró sobrevolando la montaña, y mirando su reloj vio que era la misma hora que cuando abandonó la avioneta con el paracaídas. Pensó entonces: -Ojalá que puedan... |
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