Trotaba todas las mañanas.
Lo hacía con mucha regularidad,es decir todos los días,con tanta fuerza,con tanta vehemencia,sabiendo anticipadamente lo que haría días después.Me levantaba a las 4 de la mañana y nunca antes el cielo era tan bello.
Dos días antes había salido del Opues Dei mandando al diablo al monseñor:le increpaba falta de Fe,de consecuencia ante Dios y los demás hombres.Xavier me acompañaba.El estudiaba literatura y no daba crédito a que desafiara a la iglesia muy a sabiendas que mi formación es católica.Recibí tres estampitas y un :está usted loco,qué pretende con todo ésto,no sabe en lo que se mete.A mí no me vienen con medias tintas,no ando con mediocres,el hombre justo sabe que cuando Dios obra dentro de él nada puede atemorizarlo,o es que acaso la Fe Musulamana es superior a la católica les increpé.Entregue ésta carta al Nuncio Apostólico y dígale que iré desde Arequipa a Lima a pie por la carretera y que me espere en la Nunciatura,en la puerta misma porque iré con el Papa hasta Bagdad.Que,no sabe cual es la tercera profecía de la Virgen de Fátima,acaso no cree en el juicio final,entienda bien esto,yo no le temo a la muerte y mucho menos al juicio de Nuestro Señor,hay que ser dignos ante su misericordia.El vendrá otra vez y reinará entre nosotros,no entiendo porqué dudan si son Uds quienes siempre nos repiten que debemos tener Fe.
Al día siguiente volví a trotar a la misma hora,en la misma plaza de armas de la ciudad de Arequipa.Un periodista se me acercó y me pregunto si yo era escritor,le dije que sí.Me preguntó qué opinaba de lo que ocurría en el medio oriente y fue entonces cuando le dije que si en El Corán está escrito que todos venimos a este mundo con una misión en ese mismo momento haría lo que le dije al Monseñor.Y sin dudar más empecé a caminar y caminar .
Las calles se iban transformando,a medida que avanzaba iban cambiando,ya no eran esas casas bonitas donde se puede sentir la vida en paz,había ya de todo,gente en la parada,en el terminal,en las afueras de la ciudad y el sol quemaba.
A las once aproximadamente ya estaba en el desierto en plena carretera y no me importaba morir en el intento.El Papa tiene que creer,él tiene que también tener FE.
Al mediodía llegué a un puesto policial donde conversé con un policía quien me invitó una gaseosa pues no tenía mas que las tres estampitas,ni una moneda en el bolsillo.Tenía sed.Entré en un restaurante y pedí un poco de agua.Intrigados me preguntaron porqué caminaba solo por la carretera.Les expliqué el motivo.Me invitaron un plato de tallarín chaufa y bastante chicha morada.Les dejé una estampita como lo hice igual con el policía con quien había hablado.
La tarde avanzaba y llegaba la noche.Los carros,buses,camiones y contrailers seguían pasando a mi costado,hacía frío.
La soledad era plena.Carajo,que Dios existe!,no creo ser otro quijote!...
A las once aproximadamente había llegado a Vitor,un pequeño pueblo que queda camino a Camaná.Lo primero que hice fue ir a la comisaría y pedir hospedaje.Nadie me hizo caso.Fui entonces a preguntar por el párroco,me dijeron que ese día no estaría en la parroquia.Y hacía frío.
A nadie le importó si había o no guerra.
Sentado en una banca de un parque me preguntaba qué estarían haciendo mis padres.Pedí un teléfono prestado,llamé a casa y contestó angustiada mi madre,que dónde estaba y que me habían dado por desaparecido,que ya estaban hartos con mis locuras e intentos de querer cambiar el mundo,que yo era un solo hombre y los demás eran titanes,que tenía que volver.
Miré la omnipotencia del cielo y me dí cuenta que estaba más solo de lo pensado.Tiré dedo en plena medianoche y regresé a la ciudad.
Una semana después,un mes después,no recordaba nada.Los amigos no existen carajo me repetí.Estaba otra vez en el psiquiátrico.Tenía en mis manos una carta del Representante diplomático del Papa,Rino Pacigatto,decía:Dios no da grandes misiones a todos los hombres,ora y practica la caridad...
Esta vez había ido demasiado lejos,me borraron la memoria.Al salir del internamiento todo era diferente,no hubo el juicio final,Jesús no volvió como lo profetizó la Virgen de Fátima y los amos del mundo hacían lo que les daba la gana.
Fumé un cigarro,pensé en el Papa,en mi intento una vez más de querer cambiar el mundo y en lo tan lejano que estaba Dios no de mí,sino de todos los demás,porque donde exista un solo hombre que crea habrá esperanza de un mejor mañana.Escribí un poema y me senté en las gradas de la catedral en la misma plaza donde días después en mi lugar pondrían POET,y esperé a que el sol broncee más mi piel,mientras que todo seguía su curso inalterable...inalterable!.