La ecologista keniana Wangari Maathai se convirtió el viernes en la primera mujer africana en ganar el Premio Nobel de Paz por ayudar a los pobres del continente con una campaña para plantar millones árboles para ralentizar la deforestación.


"La paz en la Tierra depende de nuestra capacidad para garantizar nuestro medio ambiente vivo", dijo el responsable del Comité Nobel noruego, Ole Danbolt Mjoes, anunciando el ganador. Elogió su "contribución al desarrollo sostenible, la democracia y la paz".


"Maathai se encuentra al frente de la lucha para promocionar el desarrollo social, económico y cultural ecológicamente viable en Kenia y en África", declaró.


Maathai se alzó con el premio, dotado con 10 millones de coronas suecas (unos 1,1 millones de euros), frente a un número récord de 194 candidatos. Bautizado como el filántropo sueco Alfred Nobel, el inventor de la dinamita, el galardón se entrega en Oslo el 10 de diciembre.


Maathai es la fundadora del Movimiento Cinturón Verde, con sede en Kenia y compuesto principalmente de mujeres, que dice haber plantado unos 30 millones de árboles en África.


Nacida en 1940, Maathai dice que la siembra de árboles ralentiza la desertificación, preserva los hábitats forestales para la vida salvaje y proporciona una fuente de combustible, materiales de construcción y comida para futuras generaciones para ayudar a combatir la pobreza.


"Estoy absolutamente abrumada", dijo a la cadena de televisión noruega NRK tras la confirmación del galardón. "Es la mayor sorpresa de toda mi vida. Cuando plantamos árboles plantamos las semillas de la paz".


Maathai es la primera africana en ganar el Premio de la Paz y la duodécima mujer laureada con este galardón desde que se concedió el primero en 1901. El último africano galardonado con él fue el secretario general de la ONU, Kofi Annan, de Ghana, en 2001.


El premio de 2003 también fue a parar a una mujer, la abogada iraní defensora de los derechos humanos Shirin Ebadi. El actual Comité Nobel, nombrado por el Parlamento noruego a principios de 2003, está compuesto por tres mujeres y dos hombres.


Geir Lundestad, responsable del Instituto Nobel Noruego, dijo en 2001 que el premio podría cambiar en su segundo siglo para homenajear a nuevos tipos de activistas como ecologistas, estrellas del rock o quizás incluso periodistas.


El premio fue una sorpresa. El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), de la ONU, y su responsable, Mohamed ElBaradei, habían sido considerados como los favoritos por algunos expertos del ramo.


El Gobierno keniano se declaró encantado por el hecho de que el galardón hubiera recaído en Maathai.


"Es un gran testamento al trabajo que lleva haciendo tantos años. Estamos muy contentos", dijo el portavoz del Gobierno Alfred Mutua.


"Es un ejemplo de que si pones tu energía en el lugar adecuado al final se te reconoce y eso lleva a un mundo mejor".


/Por Alister Doyle/
8 de octubre de 2004, Reuters.