Nací en primavera de 1975. Crecí en un mundo lleno de flores y alguna que otra espina que aunque causó mucho dolor, ahora es parte de mi recuerdo y de aquellas cosas que acepté, asumí y superé.
A mis taitantos años, ya tarde... descubrí que la verdadera amistad no existía. Dejé de creer en ella.
Inmediatamente, valoré más a mis seres más cercanos e ideé la fórmula de continuar mi camino haciéndoles la vida lo más agradable posible.
Moriré sin pena ni gloria respecto al mundo pero dejaré buenos y entrañables recuerdos a aquellos que quisieron estar a mi lado.
Amo la vida real y huyo del país de nunca jamás.