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La crítica cinematográfica
ensayo [ ]
Juego de ojos Compilation: Juego de ojos

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por [MAGSA ]

2008-08-14  |     | 




Uno de los géneros periodísticos quizá menos conocidos pero de gran importancia en la actual sociedad audiovisual es la “crónica cinematográfica”. Tan especializada como la entrevista y el reportaje de fondo, tiene sin embargo aún pocos exponentes. Por ello hoy me honra compartir con usted el texto de mi colega, el profesor de la UPAEP Alfredo Naime Padua, un experto en el tema:
“La crónica cinematográfica, que se cumple por la vía de cualesquiera de las modalidades del periodismo, es a fin de cuentas un resultado más de la apreciación del cine; pero de aquella a la que no le basta el mero disfrute, sino que se ha impuesto como tarea la valoración, explicación y conclusiones de la obra fílmica confrontada. Pero antes de profundizar, permítanme regresar a lo más básico…
“Dícese frívolamente de la crónica que es ‘un artículo de prensa sobre temas de actualidad’. ¿Es el cine un ‘tema de actualidad’ como para que se justifique la crónica cinematográfica? Lo es. El cine parece tener a diario suficientes argumentos como para que seriamente se la preste atención. Y es por supuesto el cronista cinematográfico el que --por lo menos en teoría-- lo hace de manera especializada.
“Sin embargo este personaje, el cronista cinematográfico, no se contenta con la mera relación de hechos, ordenados en el tiempo, que perfilan a esta o aquella película en su primera y más superficial lectura. Incorpora en su tarea, además, el rasgo de la CRÍTICA en su acepción ‘cultural’ (digamos) más clásica: arte de juzgar las obras artísticas. Y es por este rasgo, por este afán crítico, que el cronista cinematográfico consigue matizar su carácter de relator con la siempre delicada responsabilidad del análisis valoral y el juicio estético.
“Es quizá a partir de los 50s y los jóvenes escritores franceses de los Cahiers du Cinema que el cronista cinematográfico es entendido como un crítico de arte que debe ir más allá de circunstancias anecdóticas para centrar su atención en los qués y porqués capaces de cualificar o demeritar los valores de la obra fílmica, para aplicarle a partir de ahí un juicio concluyente de su estatura artística.
“La crónica de cine incluso utiliza, desde hace ya años, palabras como discurso, estructura, ruptura, atmósfera, etc.: términos que sin duda se adaptan al acercamiento que es posible conceder al cine en nuestros tiempos.
“Pero en fin: es un hecho que en el presente la crónica/crítica cinematográfica es una especialidad del periodismo, no siempre --lastimosamente-- ejercida por especialistas, lo que con demasiada frecuencia deja a miles de lectores o escuchas expuestos al azar de un chiripazo, de un desconcierto lastimoso, y hasta del humor involuntario fruto de la falta de preparación frente al propio medio.
“Así, para manejar la valoración fílmica es por supuesto imprescindible ser un observador cuidadoso y saber escribir, pero también y centralmente entender de cine, de su teoría y lenguaje, de sus dinamismos e historia, de sus recursos y sintaxis. El cronista cinematográfico, no tengo duda, debe tener además de una formación sólida, una específica frente al medio: algún bagaje de instrucción frente a la narrativa que nace del articulado lenguaje de las imágenes en movimiento.
“Resulta difícil establecer de manera absoluta, cual si se tratasen de infalibles ingredientes y pasos de una receta de cocina, cuáles son las características de la crónica/crítica cinematográfica. Quizá en gran medida porque este ejercicio periodístico especializado es más una expresión de la propia personalidad que el reflejo de una especial sabiduría o de un notable ingenio. Así pues, cada pluma borda sobre el cine con elementos, método y recursos distintos, significándose cada autor por un estilo individual que no se somete a características limitantes.
“Aún así, me atrevo a algunos rasgos de la crítica fílmica que yo entiendo…
“Me parece que la buena y verdadera crítica no es aquella que vuelca conceptos de ‘bueno’ o ‘malo’ como juez de la obra de arte que valora, sino la que establece con claridad y fundamento por qué bueno o por qué malo, a fin de que quien lee o escucha el juicio, aunque no lo comparta, lo respete como fruto de un esfuerzo analítico.
“La crítica cinematográfica no ha de develar el argumento de la película como recurso para ‘resolverla’, porque no es así como se resuelve una obra que el público ya vio o está por ver. Lo que debe hacer es plantear, ubicar y someter a análisis a la cinta, para despejar los entretelones o lecturas de fondo que, complementándose, entrañan cualquier verdadero valor que en ella late. El cronista puede por supuesto recurrir a una sinopsis argumental --de contexto-- que ni defina ni concluya a lo narrado.
“El ejercicio crítico no se hace para regañar. Cobra sentido en la medida en que se entienda que su proceso de reflexión busca puntualizar todo aquello que subyace en la película y no aparece de forma evidente en su superficie. El peor crítico, como el peor cine, es aquel que se toma atribuciones que no le corresponden; regañar es una de ellas y de las más detestables.
“Puesto que en lo general el cine carece, por su carácter ampliamente popular, de las pretensiones dificultosas del gran arte, la crítica cinematográfica debe mantener un tono acorde de sencillez, no culterano, con muy poco o nada de rígida y almidonada intelectualidad; y, eso sí, pleno de chispa y frescura. Vale más el desenfado y la claridad de la agudeza, que la farragosa formalidad de lo complicado que puede tornarse incomprensible.
“Aunque ya está claro que la crónica cinematográfica no debe adolecer de juicios de valor, quien escribe debe asumir con buena conciencia que esos juicios, por muy definitivos que le parezcan, se entregan al lector o audiencia cuando mucho como ‘sugerencias’ --sin duda bien intencionadas-- para que cada cinéfilo construya su propia película y en ese proceso ratifique o rectifique su percepción de la misma; o incluso, desde su propia situación ratifique o rectifique --por acertados que parezcan-- los enunciados del cronista.
“Permítaseme ahora una idea que muchos comparten, aún y cuando sea difícil de comprobar; no enfrenta igual la película el cronista de cine que el cinéfilo común sin tal responsabilidad. Y por supuesto no pienso en las lógicas diferencias profesionales como vocación, formación específica, aptitud, etc. Me refiero a aquellas que se generan en la sala de proyección desde idénticas butacas de cinéfilo. Algunas de las principales que encuentro:
“El espectador llega a la película a divertirse después de trabajar; el crítico llega a trabajar (tal vez después de divertirse).
“El cinéfilo privilegia en la película ‘lo que pasa’; el cronista privilegia además (o debiera, en teoría) cómo pasa lo que pasa.
“El cinéfilo, mientras ve, se ocupa tan sólo de la obra que tiene enfrente; el crítico en cambio la valora también en función de referencias teóricas, genéricas y filmográficas previas, construyéndole así un marco de juicio mucho más amplio. Y aunque la función del cronista es vigilar el presente y no anticipar el futuro, también puede atreverse a él --al futuro-- a partir de lo que vislumbra hoy: de la presunta obra de un cineasta por ejemplo, o tal vez de las alturas a las que puede llegar un actor.
“Finalmente, un poco en broma y un poco en serio, tampoco puede objetarse esta otra diferencia entre el cinéfilo común y el cronista: uno paga por ver; el otro cobra por ver (no mucho, por cierto), sin que siquiera sea condición que quienes le leen o escuchan concuerden con sus opiniones.”

Profesor – investigador en el Departamento de Ciencias de la Comunicación de la UPAEP Puebla.
13/08/08

[email protected]

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