Creo, sí, creo, en una fuerza superior altamente inmaterial, que influye sobre todos nuestros actos.
Creo en el libre albedrío.
Creo en mi misión.
Creo en el dominio de la circunstancia.
Creo en la naturaleza, como manifestación sin igual de la existencia de Dios, quien me es imprescindible. Sin él habría un hueco espiritual irrellenable en mí.
Creo en el Karma, en el principio Siembra-Cosecha.
Creo en el Hombre, en su misión, y en el Progreso – no el “progreso”, como decía Henry Miller – como exponente positivo.
Creo en los pesos y contrapesos. Aborrezco los excesos humanos contra-natura.
Creo en la generosidad, el desprendimiento, la desmaterialización, la trascendencia.
Creo en la felicidad y sea lo que sea que escoja como mi misión vital y metavital, debe hacerme Feliz – requisito sine qua non – y hacer feliz a los demás.
Creo en la redención del Hombre por el Hombre y a Dios como esa Estrella que brilla dentro de Nosotros mismos, reflejada en el cosmos, que guía nuestro camino con su Luz.
Creo que como decía Hermann Hesse en su “Lobo Estepario” todos tenemos a Dios y al demonio en nosotros mismos y depende de nosotros SIEMPRE la escogencia.
Creo en LA VIDA, y en nuestro DERECHO – DEBER a vivirla – no a “vivirla” –
Creo que sin la angustia no puedes crecer.
Creo en la Búsqueda de la FELICIDAD y ésta, en su vital intrínseca, como uno de los grandes Fines.
Creo en el AMOR, el Amor es más fuerte que el odio (Hesse),
AMEN (de amar)

... continuará

Panamá, 14 de septiembre de 1991.