Noche callada y sola
donde aquella pluma rastrea el paraje fúnebre
y el espantapájaros coquetea con la luna;
los ataúdes van chirriando a través de la oscuridad
y gime la cripta.

Una imaginación reptílea
lo impulsa a buscar sin identidad
los misterios ocultos y cada vez más se aleja hacia lo gótico
y el árabe místico que escribió hace siglos
sobre una antigua raza;
le regala su manuscrito.

La tinta se enfría en aquella estancia húmeda
y penetran monstruos por la claraboya,
ningún flemático puede permanecer impávido
ante semejante espectáculo;
inscripto en las montañas de la locura.

Jorge Ángel Luna Rosado
Junio 4 de 2009
Colombia