La vida es un partido de fútbol
exultación que acompaña al pitazo inicial,
llavín abriendo las puertas del clásico
los jugadores marchan con rítmico trasfondo
tocando La balada del caballo blanco;
estímulo producido al aspirar una cajita de rapé
para celebrar el pronóstico del pulpo
que vaticinaba aferrando los tentáculos al pabellón triunfador
y después el festejo sacudía las banderas;
amígdalas desgañitadas por el gol,
me encuentro frisando los 40
está a punto de comenzar el segundo tiempo...
Mi primogénito aún no toca el balón
se esfuma lejos mi propósito,
es preocupante los centros que caen en el área
y los cabeceadores dispuestos a capitalizar los descuidos
alcanzan rendimiento de primera línea,
es difícil detenerlos
un cuadrado, el triángulo y aquel círculo
dibujan el escenario de la cancha;
este juego tiene aspecto de ir a prórroga
y hay que resistir el contragolpe de los bárbaros
cimbrios con gélida mirada de zafiro,
hacen temblar las piernas del guardameta
y de improviso un contraataque hotentote
dispersa a la zaga,
tal vez una chilena en el último minuto
logre definir la suerte del botín áureo;
con fortuna se puede llegar hasta la lotería de los penaltis
así podemos dar testimonio,
que luchamos hasta el pitazo final.

Jorge Ángel Luna Rosado
Colombia