No le pongas la carga más pesada al gorrión
reflexiona un instante antes de hacerlo,
el cuerpecillo del poeta no contiene energía hidraúlica
ni émbolos bruñidos de incansable vaivén;
las válvulas de sus madrigales no alientan cantos de turbinas
no puede llevar a cuestas la celeste esfera
al final lo aplastará.

La polea que levanta metafísica torreta
se torna chirriante entre sus manos,
el poético músculo no es apto para semejante esfuerzo
toneladas y toneladas de filosófico fardo
doblegan su espalda;
misántropo y huraño camina entre la gente
deseoso de hallar la calma en las reminiscencias de Góngora.

No me obligues a llevar sobre mis espaldas
el peso de tu recuerdo,
no me obligues a levantar la volcánica piedra
que deja tras de sí pura soledad;
la bandera pirata tremolando en aquel navío
anuncia el peso muerto que me deja tu despedida.
Se necesita la fuerza de Sansón para arrancar al águila atornillada cerca del mástil
y colocar la lira como mascarón de proa;
ya veremos si el blindaje férreo
resiste los versos desesperados.

No obligues al poeta a levantar con un envión las halteras
por encima de la cabeza,
el eterno retorno hace girar el eje de las pesas
sobre sí mismo;
ningún héroe podrá sostenerlo
un místico silencio planea sobre ese trasfondo,
fúnebremente la charanga atacará los metales
y el bardo al pie de tu ventana;
te despertará haciendo contrapeso con una serenata
conjuro que afina la visión del telémetro,
afinando tu mirada para ver algo sorprendente:
verás al poeta levantar sin grúa todo el peso de su dolor
gritando a todo pulmón la Quinta Sinfonía.

Jorge Ángel Luna Rosado
Colombia