Fundiendo la chatarra
residuos de los álgidos momentos,
se obtienen lingotes de indómito acero
para su utilización como reserva.
Metálicas partículas que volaron diseminadas
durante el estallido de la tristeza,
átomos de volframio que ayer formaron un bastión
donde sobrevivieron las últimas esperanzas del desesperado
trozos de asbesto resistente a todo fuego.
En el instante apremiante saldrán del sótano
lugar de hibernación sin sobresaltos,
instalación subterránea donde maduran las fuerzas
y servirán para construir arietes entre la catapulta y el pararrayos;
y así rodará la máquina milagrosa
que frena en seco al momento crítico.
Fundiendo la chatarra
residuos volcánicos del desdén,
ocultos entre la melancolía
se construyen ciudadelas fantásticas
rodeadas de árboles dignos del paraíso.
Fundiendo la chatarra
también se funde el pésimo pasado.

Jorge Ángel Luna Rosado
Colombia