La acrópolis de Pérgamo
que el cincel de Parménides,
ha esculpido como una realidad esférica,
nos enseña la realidad actual
donde la física del titán
es puesta a prueba
por el pricipio de indeterminación.

El trono maléfico de la Isla de los Museos
tinglado de los gigantes,
que aúllan retorciéndose en helénico barroco
es el vivo reflejo de la escatológica batalla final
que definirá la supremacía de las potencias
duelo de alcance cósmico,
para atrapar el bastón de Parsifal que duerme oculto desde hace siglos
hipotético partido de fútbol,
donde Hércules tratará de arrebatarle a Sansón
el misil del submarino que lleva sobre los hombros,
palestra donde Napoleón le arrebatará a Vermeer
sin reparar los medios,
la autoría del cuadro que representa al astrónomo.

Y en la confusión
no se sabrá si se encuentra en París,
o si amanece en Roma
o si la tarde lo sorprende en Jerusalén.

El escudo antimisiles que se levantará sobre la azotea de Tartufo
sin duda oscurecerá a la Crítica de la razón pura,
y Kant olvidará el ritmo de los girasoles;
el vértigo del movimiento rápido
enciende la práctica del tiro al jabalí,
entre el cartón del señuelo liso
el blanco móvil se torna escurridizo,
haciendo muy difícil la salida del tulipán
del escombro y las cenizas
que deja tras de sí el año cero.

Jorge Ángel Luna Rosado
Colombia