NOCHES EN BLANCO EN MONTENEGRO

En el mármol cavan el closque para la ágata el esperado agujero cuando la noche cae como cuando la nuez se traslada de la cáscara. Por mil de dos noches, bonachonería cubre con oro a tu Ali Baba igualmente a la momia sus tiras de bla bla bla. Cubre de dinero la palabra sobre el silencio arriba encaramado. De hoja a hoja la sífilis se desnuda de su huerta. Parabólicos las antenas. Por una bonita cama de chinchilla tiembla un viento de crisantemos, tiembla el respiradero de Attila. Males de embriaguez a los verbos serbios y sin vivacidad al santo Luciano se intercambian las observaciones amargas de los objetos chinos de Prusiano. Se va la vida y sin nada decir su hermana histérica se calla cuando el hombre capaz del el peor se acuerda lo que era. Las fraguas de pozo se callan. El ser y el animal por fin iguales aplastan entre paréntesis la misma ceniza de las colillas. La ambulancia de la muerte circula, corte en pleno corazón del allegro su sirena a la glorieta coma. Noches en blanco en Montenegro…