muere la tarde sobre la fronda del monte
una quietud de ángeles ciegos se revuelca entre las ramas

caballos cansados se aturden entre las sombras
buscan la muerte como vos y yo

la noche vendrá silenciosa par esculpir nuestros epitafios
los de ellos no/pobres caballos

tanto se ha dicho
de nosotros se ha dicho
tanto quizás se diga

seremos importantes por un rato
hasta nos lloraran

con sus trajes de mejor luto
los hipócritas taparan nuestras huesas
de tierra y miradas del más escénico dolor
hasta que por fin concluirán con la macabra parodia

recién desde ese entonces
seremos huesos a la intemperie de la humanidad
libres de toda memoria

seremos/te decía amiga mía
como esos caballos cansados
los que abandonaran la batalla recostados sobre la piel tibia de la tierra
sin dejar de mirarle los ojos a la luna
los que nadie llorará
de los que tampoco se hablará

seremos osamenta y carne podrida como ellos
quizás nos distinga
que ellos habrán entrado en la noche
con la simpleza y la dignidad de cualquier animal

nosotros no/amiga mía
cómo los envidio