Hoy me arranqué el corazón
y, en mis manos, lo he visto tan manchado,
Que le he sacado brillo, con ilusión...
¡ Tenía el moho de las penas muy pegado !.
Después, con una paciencia infinita,
una a una, le quité las telarañas
y, el dolor se me ha prendido en las pestañas,
de ver tanta tristeza entretejida.
Lo he untado con toda mi esperanza,
mezclada con ilusión, fantasía y fortaleza,
y, después, lo he rociado de alegría,
para hacerlo resistente a la añoranza.
Pero...no lo acabo de ver muy reluciente...
Algo le falla y no sé cómo arreglarlo;
Aún le queda alguna cicatriz reciente
y, yo, no sé qué debo hacer para curarlo.
¡¡ Esto me pasa por ser tan inconsciente...!!
Pues, el corazón, debiera estar siempre guardado,
con su capa de polvo permanente...
Y evitando la ocasión de ser dañado.