Señor, a ti clamo desesperado
me encuentro rodeado por todas partes
pálido sollozo, no hay senda de escape;
a cada paso me amenaza el desastre
y está lejos el alcázar protector.

Señor, no quiero esconder por cobardía el Talento
que tú me regalastes para hacerlo producir,
no quiero enterrarlo en el fango
para después decir que tuve miedo de multiplicarlo
permite que pueda resarcirme con intereses,
levántame de esta caída inminente
aleja de mí la angustia que llama a la puerta,
la afrenta enmohecida que me persigue
anhelo salir de la cárcel
y proclamar tus maravillas.

Concédeme un milagro como el de Dunkerque
cuando todo un ejército se salvó detrás de una nube
y el mar en calma colaboró también
apaciguando la fiereza de las olas.

Cada día mis penas se tornan antiguas
y sólo avanzo centímetro a centímetro por los obstáculos
no avizoro tierra firme
se han enloquecido todas las brújulas,
y falla mi pericia de piloto.

Señor, a ti clamo con voz de náufrago
me invade un dolor de secuestrado
mis problemas como los de mi patria
se van extendiendo hacia la imposibilidad de la solución
pero confío en tus proezas
en la potencia de tu brazo que rompe cadenas
y aplasta cabezas de monstruos mitológicos.

Levántate, Dios mío no me dejes en un callejón sin salida
por favor sácame de este torbellino,
y mis versos proclamarán tu Libertad. Amén.