Desde el fondo de mi corazón de petunia
clama una clara voz que no puedo callar,
mi cuello no lo orna gorguera de alcurnia.

Me anima un soplo infantil¡quiero conversar!
una vida arrancada de la fornitura,
del molinete y del reloj al palpitar.

Quiero expresarme leyendo una partitura
olvidando el atuendo de gasas y aserrín,
y entonar un sencillo canto de ternura.

Anhelo jugar alegre con un delfín
y si pudiera sembrar en prados infantiles,
diría con Voltaire:cultiver sun jardín.

Jugaría con trebejos de pálidos marfiles
la partida que decida la razón,
añadiendo albedrío a los errantes alfiles.

Es mi deber clamar con todo el corazón
que los derechos de los niños sean respetados,
ofreciendoles un futuro limpio sin erosión.

El espantapájaros de atuendo azul oscuro
y túnica con grandes remiendos rojos,
en la alquería es guardián del fruto maduro.

El me enseñó los cuentos de los petirrojos
en sus gorjeos decían que debía lucir boato,
camisas de oro y seda en lugar de mohos.

El muñeco dice que no busca aparato
ni campanillas,además no es duque altivo,
para figurar en la lista de estrellato.

Un quetzal dueño de plumaje atractivo
encendida brasa lo viste y lo ilumina,
con gárrulo eco opina que es un joyel vivo.

Además cita notas que la historia germina
un retrato de Aretino obra de Tiziano,
pone de ejemplo del lujo y la brillantina.

Dejo correr el arroyo macondiano
y no agrego nada a este relato,
la marmita hierve en fogón cotidiano.

Soy marmitón que friega ideales con arrebato
y borda etéreos paneles en lana vistosa,
dejo el tema,como el fin de un contrato.

El poeta pobre busca a su musa mimosa
ella le inspira versos en apacible retiro,
avivando su pálida faz de perla lustrosa.

Luciendo lencería de púrpura de Tiro
la musa sacude su prolongado letargo,
¡y toda su existencia da un gran giro!

Quisiera seguir pero un trago amargo
afecta el mecanismo de esta marioneta,
y salta como un rojizo pargo.

Habito entre juguetes de briosa pirueta
el soldadito de plomo y la bailarina,
me acompañan en esta ronda de poeta.

Pero en el horizonte una llama cetrina
precede al tronar de los cañones,
y se diluye la alegría danzarina.

Me levanto del convite,dejo las emociones
y el albo mantel de la mesa servida,
es testigo mudo de la carga de aflicciones.

La inocencia de los juguetes es herida
una señal de paz debo izar en el frontispicio,
y el mantel es la insignia elegida;
para pedirles a las guerras el armisticio.