Las ruedas de la guerra con rudo desagrado
giran alocadas en su fornitura atrevida,
y se inicia la carrera hacia Stanlingrado.

De espaldas al Volga se defiende aterida
la terca urbe que no se arrincona sumisa,
incluso a puño limpio pelea la lid aguerrida.

Respalda su empuje fuerte premisa
encastillada en bastiones de guerra,
y rodeada por una pendiente llana y lisa.

El Panzer atenaza con cortante sierra
los perros se lanzan a la corriente helada,
huyendo del Stuka que corta a ras de tierra.

El Sexto Ejército con furia enconada
ataca a un altivo ribazo funerario,
eregido por valientes de la Horda Dorada.

Pero Rodina planta su pie temerario
en la cima fieramente reñida,
esgrimiendo la espada de filo legendario.

Muchas veces cambia de amo la cumbre teñida
con el valor de imbatibles defensores,
animados por la inmensa espada bruñida.

Un horizonte prendido con vivos fulgores
escribe muchas historias de arrojo,
firmadas por candentes resplandores.

La empresa de tractores Octubre Rojo
enclavada en un enorme complejo industrial,
es mudo testigo del negro despojo.

Fieros titanes disputan acerado erial
la tormenta de hierro clama delirante,
y se impone la voz hosca del rudo metal.

No se vislumbra la tregua sedante
Von Paulus espera prontos resultados,
para empuñar el gallardete triunfante.

Torretas desafiantes de cantos afilados
Djerzinski,firme ante la metralla fluida;
y Barrikady ahuyenta los fieros tornados.

Zhukov taumaturgo de solapa erguida
sostiene la cuerda del remolcador,
y audaz socorre la plaza afligida.

Atento estudia su mapa sin estupor
y bullen cotas libres de alambradas,
en el entorno calcinado por rudo calor.

Dos islotes blindados detienen las celadas
y demuestran que no son un par de lugarcillos,
su coraje derriba cureñas emplazadas.

Comienza a sentirse la fuerza de esos anillos
al cerrarse sobre la bolsa humeante,
cual bravas tenazas que arrancan tornillos.

Los rusos detienen la marea desafiante
y el avance de un francotirador certero,
diezma las filas del invasor pujante.

Bajo el estruendo de organillos de acero
un oso enorme le respira en el cogote,
al lobo astuto que se acerca pendenciero.

Se desprenden los rotores del marcial pivote
y la batalla alcanza su punto final,
frenandose el impulso del veloz trote.

Botas germanas se alejan del campo invernal
y la palestra sumida en hielo eterno,
barrunta la presencia de un radiante fanal;
mientras afirma los pasos del "General Invierno"...