Tal vez ellos piensen que me tienen do. Acá, atado a esta camilla, sobre esta carretilla. Con esta máscara ridícula, con la que creen que no podré hundir mis colmillos en sus deliciosas vísceras. Lo que ellos no saben, es que estoy esperando mi próxima oportunidad. Mi próxima víctima. Mi próximo festín. Solo tú lo sabes ¿Verdad, Clarice?

Puedes presentir que este estado, estos impedimentos, son solo pasajeros. Me temes, pero te fascino. Me rechazas, pero te atraigo… ¿Verdad, Clarice?

¿Y sabes? ¿Cómo lo sé? ¿Cómo se lo que sientes? Porque yo siento lo mismo. No puedo decir que te ame, pero me atraes. No puedo decir que sienta piedad o amor, porque estoy negado a esos sentimientos. Tal vez, sea solo curiosidad; pero a ti no te deseo ningún mal. Fuiste la única, que pese a temerme, me hablaste. La que quiso, que conservara mis pinturas y crayones en el encierro. ¡No te preocupes, Clarice! Cuándo el vendaval de mi venganza se desate, tu estarás indemne. Pero los demás… ¡Los demás!

Prepararé mis exquisitas recetas con ellos, y las acompañaré con un delicado Chianti. Y tal vez… solo, tal vez; te invite al banquete… Clarice.