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Vuelta de Llave
prosa [ ]

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por [Stallion ]

2006-04-14  |     | 





Era una noche sumamente oscura y no podía ver nada a mí alrededor, los raquíticos perros aullaban martirizando tortuosamente mis dolidos oídos. Sabía que me encontraba tendido en mi viejo camastro algo oxidado por el paso del tiempo y la corrosión de la edad. De pronto sucedió algo extraño, el viento comenzó a soplar de una manera inusitada y falaz; esto me hizo pensar en lo que podría traer ese azotador soplido; mucho polvo tal vez, o acaso por cierto mucha enfermedad. Al sentir ese rugir quise estar lejos de ahí, ser una estrella y brillar, ser quizás Aldebarán; pero en ese instante los vi, notando como me observaban minuciosamente, antes no había reparado en su presencia, lamentablemente ahora estaban cerca de mí, entonces trate de encender la luz, me incorporé rápidamente, llegué al interruptor y la luz no encendió, recordé entonces que no habían focos ni lámparas. Al darme cuente de todo esto decidí fumar, lié un cigarrillo con una mano por cierto, mi otra mano no sé en que estaba ocupada; quise encenderlo pero no habían ni fósforos ni encendedor, en conclusión nada que haga fuego; no lo pensé dos veces y salí de la habitación a enfrentarme con ese brutal viento; en eso sentí el ruido del golpe, las jaulas cayeron estrepitosamente del techo, ahora los conejos estaban muertos; en mi otra mano tenía los fósforos, así que encendí mi cigarrillo, no era tabaco lo que fumaba, en si no importaba lo que fuera, pero al sentir todo esto pensé en que se avecinaba algo peor ¿sería acaso el esperado juicio final?
Entre rápidamente a la habitación, los vidrios de las ventanas ya estaban rotos, sentí mucho frío, los perros seguían gritando, sus gemidos eran de puro pánico, el mismo que me consumió.
En ese instante desperté, me encontraba tendido en un lecho que no era el mío sentí que era extremadamente duro dándome cuenta por este detalle que se trataba del sucio suelo, quise moverme y no pude, estaba encadenado a las cuatro esquinas de esa siniestra habitación, el piso era rojo, las cadenas tenia espinas y pude apreciar mi desnudez, esto me fue dado a conocer gracias al gran espejo circular que había en el techo ¿qué hacia yo encadenado como un perro a ese frío suelo? Fue entonces cuando tuve la certeza de que ellos estaban ahí, eran mis captores y no tenían rostro, pero se podía percibir en el ambiente el grado de malignidad que emanaban, ellos eran cuatro y vi como se acercaban hacia mi tan lentamente prolongando mi espera, sin saber a que atenerme levante la mirada pudiendo así ver un destello en el espejo, enseguida note que cada uno de estos seres tenía cuatro manos. Me torturaron y vi mi sangre esparcirse por el suelo cuando clavaron los dieciséis cuchillos, también sentí su profundidad, fue una y otra vez el brillo de sus hojas ahora distorsionado por mi sangre me encegueció.
Desperté entonces muy agitado, los perros continuaban con su tétrica acción, el sudor recorría todo mi cuerpo; ahora ella estaba a mi lado, me sentí reconfortado pero sabia que algo no encajaba en este rompecabezas de sorpresas; no recordaba en ese momento su nombre, su cara también se volvió extraña para mí; entonces me miro y noté que por sus blanquecinas mejillas se deslizaban varias gotas de tenue rocío. Su cabellera era larguísima y de un color negro azabache, olía a sexo, a un sexo inmaculado con alma y con poder; sin palabras ella me llamaba incitando a que me acercara, así lo hice, la toque, la bese, nos sentimos el uno al otro y por un momento nos amamos; digo solo un momento porque me di cuenta que ahora era yo el que lloraba, lo hacía porque sabía que había llegado la hora de despertar y así lo hice; fue entonces cuando realmente ella irrumpió, fue la muerte la que me alcanzó y, me fulminó instantáneamente y sin ningún dolor.




Nota: El texto que usted acaba de leer fue recibido por el médium L.A. Quinteros, el 21 de marzo 1981 en Ica- Perú. Dicho médium se encontraba en una especie de trance cataléptico. Reproduzco esta copia exactamente igual a la grabación que aun conservo. También se sabe por dicha grabación que la persona que hablo a través del médium, optó por el suicidio en una noche tormentosa, oscura y sobre todo efímera



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