Serrat la recibió apenas entro diciéndole que todo pasa y todo queda. Una voz triste, dolida, como un pobre animal sentimental. Se encontraría con un grupo de amigos que nunca persiguieron la gloria, sino el mantener viva la esperanza de encontrar un mundo sutil. Se sentía cercana pero al mismo tiempo distante de ellos, tenían cosas en común y otras no tanto ..

Le gustaba verlos pintarse de sol, y a veces fantasear con que juntos llegarían a algún sitio. Los frecuentaba porque si disimulaba distancia e indeferencia.. a ellos no les importaba. Eran caminantes. Eran poetas peregrinos.

Serrat no se callaba y con su voz ronca al fondo le decía “caminante son tus huellas, el camino y nada más”. Tenía razón, no había camino, y hace tiempo que se sentían atrapados. Escuchó nuevamente Serrat .. ja! hasta el dudaba que volvieran a pisar la senda.

Se despidieron .. y uno de ellos le tocó el hombro y le dijo mucha suerte niña bonita – como tu también dirías – sigue con esperanza, y que ese camino por revelar te dé mucho más de lo que te impide. Sigue así .. golpe a golpe, verso a verso.

Grande!