Ese maletín transportado con esmero
que a veces duerme bajo la cama,
y su peso dobla las espaldas del edecán
oculta un código secreto...
Claves que pueden cambiar la Historia
tan fácil como pestañear sin darse cuenta
tigre real que será desatado algún día
para lucir en la arena las rayas de su realeza
el líder es único responsable de ese botón;
pelota de fútbol que corre hacia la portería
procurando en oportuno instante,
marcar un gol olímpico
desde la esquina marcada con la banderola.
Nada más falta que salgan de la cubeta de enfriamiento
las barras de combustible irradiado,
que Plutón calienta al rojo vivo
y cuando la alarma logre saltar hacia el satélite
un polvoriento cuaderno,
pondrá en marcha las estrategias
que activan el mocasín del piel roja.
Al otro lado un homólogo maletín
también desatará su arsenal,
y en el cuartel supremo
el otro líder reunido con sus mariscales
coronará los escudos de Tamerlán
con astas de ciervo,
sin tener en cuenta el azar del trébol
íbice defendiendo la puerta
que cierra los límites del harén
hunde el entrepaño de un portón que mira hacia la mañana de
enero
los poetas tenemos la necesidad de desahogar ese grito
reprimido por la humanidad,
sin esperar que los sellos sean arrancados
y una rojiza exhalación impulse la hecatombe
al menos podremos cantar nuestro lamento;
unos segundos antes de aquella medianoche
despertada por la furia del núcleo
y es nuestra intención cantar con atómica energía
versos que acompañen con su canto
al crepúsculo de los ídolos.

Jorge Ángel Luna Rosado
Colombia