Me falta el aire,
mis labios parecen azulejos
tratando de volar hasta tus besos
mis neuronas se aniquilan en batallas sin razones
buscando conquistar un espacio de deseo
de lujuria o de templanza o de trincheras
las trincheras que fabrican los recuerdos
las trincheras que excavan tus ausencias
tratando de encontrar tus remembranzas

Los horizontes se me alejan como sombras en desvíos
que se llenan con penumbras de desiertos desvaríos
y delirios que se siguen en carreras alocadas
buscando esa caricia escondida en el ayer
A dónde están los ósculos
que gravitaban en mis mundos de solares claridades
en qué momento cubrieron las tinieblas más mezquinas
los ensueños de tus risas y sonrisas
que escribían con sus versos todo salmo,
los proverbios, las palabras de la Biblia,
y los alfas, las omegas
desde el Génesis hasta el mismo Apocalípsis
todas las revelaciones que tatuabas en mis almas
con tan sólo esa mágica presencia imprescindible
que embestía mis quejares regalándome placeres

Qué pasó con la promesa que te hiciera,
dónde fue que trasmutó en vil desierto
donde fue que me estrellé contra el asfalto
tratando de remontar más alto el vuelo

Sabe a muerte también mi desencanto
sabe a muerte la condena de mi culpa
sabe a muerte la satánica presencia
que busca adversar lo que sembraste
Sabe a muerte el lamento de tu ausencia
sabe a muerte el buscarte en mil alientos
sin hallar nada más que tenues treguas
y dolores que apuñalan mi consciencia.

Sabe a muerte no tenerte entre mis brazos
sabe a muerte no aferrarme a tu mirada
y esta vida que me niega tus estrofas
es mi vida que también me sabe a muerte