Al despojarse de la túnica cristiana y de la toga clásica, no queda del europeo sino un bárbaro pálido. Nicolás Gómez Dávila


Europa despojándose de la túnica cristiana
se olvida de los místicos colores,
y del misterio de la púrpura de Tiro;
que logra una síntesis proverbial
en la túnica de José.

No es justo que después de varios siglos
de abrazar al manto carmesí,
teñido con la sangre del mártir cristiano,
Europa se despoje de esa tela sagrada
-expolio voluntario del atuendo secular-
así cambia la túnica inconsútil
por una casaca de pálidas estrellas.

Europa despojándose de la toga clásica
desecha el mármol de Atenas,
y condena al destierro los nobles pinceles;
que definieron su faz de doncella etérea
el itálico trazo que pintó la cúpula de sueños
y el mástil de la nave viajera
se ocultarán en arrebol de ocaso.

Las páginas escritas por filósofos cimeros
entonces serán vago eco del silencio,
al final despojándose de la túnica cristiana
y de la toga clásica;
sólo quedará en la faz del europeo
el opaco matiz
del bárbaro pálido.

Jorge Ángel Luna Rosado
Colombia