Fulgura el comienzo de los años setenta
agradable decenio del azaroso siglo veinte,
principio de una bonanza segura y atenta.

Observandolo con esclarecido lente
se perciben sucesos reveladores,
que prefiguran un nuevo ambiente.

Apenas irradiaba la infancia sus resplandores
cuando en Watergate pintan trazos oscuros,
goyesco cuadro que arroja ejemplos ulteriores.

En una niñez tejida de rosicleres puros
irrumpe El CHavo y sin querer queriendo,
nos enseña la infancia en tiempos maduros.

Las horas vimos transitar corriendo
y el travieso chico de gorra verdosa,
amenizaba instantes que hoy siguen sonriendo.

Cambiamos los trompos y la cometa azarosa
por videojuegos con ingeniosas estrategias,
lloran las canicas por la màquina fogosa.

Crecimos entre inumerables tragedias
nos asustaron con historias de una guerra nuclear;
y aprendimos a reirnos de macabras comedias.

Y tranquilos nos lanzamos a navegar
olvidando los misiles del futuro,
nuestra barca de sueños no quiere zozobrar.

Anhela surcar un estuario seguro
para brindarles a las nuevas generaciones,
historias agradables cual fruto maduro.

Avizorando atentos suaves estaciones
divisaremos desde el mastelero,
promisorias tierras para nuestras ilusiones.

Mundial España 82...¡ah que esmero!...
mi primer recuerdo del juego amado,
planea en mi mente como apacible estero.

No puedo olvidar el impulso esforzado
y la sonrisa alegre de naranjito,
ofreciendo los partidos al tiempo respetado.

A veces lo dibujo redondo y bajito
con su uniforme reflejando felicidad,
memorable emblema del juego bonito.

Surgieron figuras de cortante habilidad
Paolo Rossi oportuno y listo goleador,
Rinat Dasaev portero de gran seguridad...

Manojo de recuerdos amplio y acogedor
que se cierne sobre el inmenso porvenir,
como un reflejo claro y prometedor.

Sustentando las ruedas del inquieto devenir
vibra solitario un lejano violìn,
para arrullar al pecho que no cesa de latir.

Vimos el colapso del Muro de Berlìn
la Campana de la Libertad tañe arrobada,
luciendo cintas de brillante satìn.

Lo que contempla nuestra pupila inspirada
se transforma en cantos melodiosos,
animados por noble fuerza renovada.

Internet nos encuentra jubilosos
la era digital se asoma llena de euforia,
olvidandose de los rododendros frondosos.

Nos anima un impulso de ciclista febril
que en un sprint alcanza la victoria,
y ceñidos por un cinto de virtud varonil;
tal vez veremos el gran climax de la Historia...