“Un pequeño paso para el Hombre y
un gran salto para la Humanidad”
Neil Amstrong

Nací con el vuelo de la tierra hacia los cielos
en el día preciso en que un hombre
posó sus pies sobre la luna
ahí mi primer llanto
junto a una madre sudorosa.
Mi padre se enamoró de mi sonrisa
esa primera mueca que le hice
desde ese instante he recibido sólo abrazos.
Los regalos más hermosos que he tenido
son dos sonrisas de mi sangre
Darina y Tania.
Pasamos la niñez
entre juegos de infancia por los cerros,
canicas, cochecitos, muñecas,
pelotas, correr por las mañanas,
la escuela, los dulces, las fiestas decembrinas
el primer novio, trabajo, sueldo, viaje.
Siempre la certeza de familia.
Cuando el amor circula en una casa
y los gritos se hacen uno sólo
la gente que los mira los envidia.
La perfección de ésta familia
radica en esos pequeños desperfectos
cada cabeza un mundo:
no nos libramos de peleas,
y son precisamente nuestros gritos
aquellas discusiones por la blusa
por la falta de sal en las tortillas
el vínculo preciso, ese,
ese jarabe curativo
es el que une las distancias
y el abismo inoportuno cuando la vida nos separa.
Siempre habrá una loca envidia entre la gente.