Me niego a partir,
a dejar de ser.
a permitir que me engullan,
las fauces del olvido…

Lucharé. Si es preciso
seré astillas de uñas,
un saldo rojo en esta guerra
que intempestiva, se desata
violenta en el interno terreno del ego.

No caeré.

Aunque la boca del lobo salive
percibiendo el sabor de mi alma,
que respira noches de luna,
que exhala victorias no ganadas.

No caeré.

Forzará el destino, grietas en su piel
vías de escape al nuevo renacer.

No caeré.
Así sea
aferrada al gris pasado que se fuga,
montando en recuerdos desolados,
en el dolor que navega ausente
entre ríos de silencio, o
perdida en el eco mudo de un canto de sirenas.

18 de abril 2008