De las cumbres bajaremos
hacia los trozos muertos de un vaivén
indescifrable…

Solo pienso que después de mis pasos,
alumbrarán recuerdos dañados.

Voy a sosegarme en los manantiales
de un cariño dulce, ligero,
que me produzca muchas cosas,
que me hiera dulcemente;
matando tan suavemente
las instancias de mis pasiones.

Mis impulsos, mis propias traiciones,
el beso falso y la mente retorcida,
dejarán sucias señales,
en los caminos y los gestos de la gente.

Ya no me alcanzan muchas tentaciones,
un vapor de tiempo ha diseñado
de nuevo otro presente.

Mis congojas son orillas de migajas
donde se pierden dominadas por lo más grande.

Mañana alguien silenciará un sonido
y el ayer pudo ser diferente.

Bajaré si pierdo la fe,
al pozo de la negación.

Regaré mis angustias
con el comienzo de una meta.