“…dormir ya no es un refugio, es el preámbulo
al nudo en la garganta”
Diego Álvaro Guzmán


otra vez los murciélagos azules rondan mis pupilas
la noche absurda como una puta barata, vuelve a ofrecerme sus fantasmas, de ellos, el peor, el fantoche, el que soy
quiero acurrucarme y verme acurrucado como un niño trémulo de barro, arcilla cocida y con un enorme palo destruirlo, dejar nada ni el polvo, nada que testimonie que ese soy, que fui yo
no hay seguridad en la noche, en el refugio de los sueños; nada ya me protege de mi, estoy exiliado de la muerte; condenado a seguir siendo este, es el horror de mi mismo quién me condena
porto la imagen de un hombre pero adentro sólo hay moho, humedad silente, semillas que nunca germinaron, que de su putrefacción emergieron esos furiosos vampiros que me habitan, que llenan el ser, el mío
azules, son azules, como el cielo, como los ojos de dios; son lo que soy, soy lo que son
cómo renunciarme? cómo escapar de tal tormento? cómo ser lo que no imagino que puedo ser?
no hay dualidad en mi, soy una caverna de azules murciélagos que llena la imagen de un hombre; soy una unidad absoluta y en mi alma yace abierta la puerta al infierno en donde se nutren mis sedientos vampiros
cómo renunciarme? decía, renunciar al fuego, a la humedad silente, si no conozco otra cosa que ejercer esto que soy?
quiero vomitarme, sacarme, salirme, pero tengo miedo que el fuego de mis entrañas quemen el mundo
los dragones, habrán sido otros monstruos como yo, que se animaron o gatos que el pelo no les creció?
envidio, los envidio, envidio a los gatos que son lo que son y son la imagen que los representa
otra vez murciélagos azules rondan mis ojos, dije
es así y me nublan
me nublan
el agua en mí quiere brotar